LA VOZ DEL NARRADOR: ELEGIR EL MEJOR PUNTO DE VISTA PARA CONTAR NUESTRA NOVELA. +Info: Taller de creación literaria en Valencia
¿Cuál es el mejor punto de vista para contar una historia? ¿Nuestra novela prefiere que la voz narrativa la recorra desde dentro o desde fuera? La elección de la estrategia narrativa es una de las más compremetedoras y urgentes que tiene que llevar a cabo el escritor frente a su futura obra. Pocos actos son tan importantes para un autor como el de tener que elegir al mejor narrador para su novela. Y dicha decisión, lo saben muy bien los tres grandes novelistas que nos visitan hoy, puede realzar o frustrar su proyecto literario:
Yo me temo que aún no he aprendido a establecer en mi literatura una polifonía de voces: estuve imaginando y escribiendo borradores de Beatus Ille durante siete años, y todo este trabajo habría sido en vano si al cabo del tiempo no hubiera encontrado la voz única y necesaria que habla y se embosca y al final se revela en el libro. Empecé escribir El invierno en Lisboa usando esa persona que tan decididamente se niega a obedecerme. Intenté luego que quien le hablara al lector fuera Biralbo. Sólo cuando encontré la voz de ese narrador del que casi nada sabemos ni ustedes ni yo, la novela pareció que empezaba a escribirse sola, que yo la veía y la escuchaba escribirse, ajena a mí, íntima y secreta.
Antonio Muñoz Molina
Creo que me siento más cómodo con la primera persona por la verosimilitud o la veracidad del texto. A mí, como lector en general, me ocurre que cada vez me cuesta más creerme lo que me cuentan, y a veces no es porque esté mal, sino porque estamos más resabiados. Cada vez hemos visto o leído más ficción. A veces, al comentar algo de nuestras vidas lo calificamos como propio de película de Almodóvar, por ejemplo, y no es nunca a la inversa. Cada vez es más difícil hacer creer a los lectores lo que se está contando, y quizás, una voz en primera persona tiene algo más a favor que la tercera, que en principio lo sabe todo y puede entrar en los pensamientos de los personajes y asistir a escenas. Una voz en primera persona tiene más capacidad de persuasión. Todos sabemos a estas alturas que es muy difícil saber todo de ninguna vida, y que todo conocimiento es fragmentario. Un narrador en primera persona está obligado a contar fragmentariamente. En algunos aspectos, es una gran ventaja un narrador en tercera persona, pero es más difícil creerle.
Javier Marías
La primera parte de La invención de la soledad la escribí naturalmente en primera persona. Pero en ningún momento cuestioné esta perspectiva: nació de mí y pude continuar con ella. Cuando empecé la segunda parte, también pensaba escribirla en primera persona. Trabajé así durante seis u ocho meses, pero había algo que me perturbaba, algo que no estaba bien. Después de buscar a tientas durante mucho tiempo en la oscuridad, entendí que sólo podría escribirlo en tercera persona. La frase de Rimbaud: «Yo es otro» abrió una puerta para mí. Y a partir de ese momento escribí en una especie de frenesí, como si mi cerebro estuviera en llamas.
Paul Auster
Luna de Papel: talleres literarios adscritos a «Libro, vuela libre»:
Es asunto muy atractivo (y además provocadora, si le coloca en ámbito de otros saberes, como psicología y/o política, aunque en el que mejor encajo como «problemática» es en el «religioso») que te permite explicar sinergias entre «lo literario» y «conducta esquizoide» (¡no como patología sino más bien se refieren a ella como «comportamiento posible» entre muchas «normalidades» posibles de sapiens después que los transformé en humanos, o entre lo que esta mayoría aprecia como «corrupto» o lo que algunos creen «pureza del actuar», pero ambas perspectiva siempre terminan, o comienzan, en el tupido bosque de nuestra mente -existe únicamente en «forma Yo»-, porque ella buscó un conociendo más civilizado de qué y quienes somos y no tuvo más opción -¡ por entonces, le faltó idea más útil!-, delegando en «creer en ÉL» la responsabilidad de hacerlo y pensando menos en ambos» -Él y Ella-. Monique Wittig explica lo que habría que decir mejor que yo. Lo hizo en El pensamiento heterosexual y otros ensayos. Lo puedes encontrar gratis en La Red. Son solo 117 páginas. Pero El Misterio de Las Voces, pensó, sigue siendo todavía «tecnología» complicada y difícil de enseñar. Suerte.
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Apreciado Lázaro, llego justo a tiempo para desearte otros 365 días de dichosas complicidades y encuentros. Un abrazo 🙂
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