Ejercicios de escritura en curso. Juegos y paneles de la clave 24TN

18 Dic

Ejercicios de escritura de los paneles violeta, dorado y plateado de la clave 24TN. Juegos de invierno 2023-24 de los talleres de creación literaria adscritos a LIBRO VUELA LIBRE.

Ejercicios de escritura en curso de los talleres literarios en Valencia de LIBRO VUELA LIBRE.  Undécimos torneos literarios

Paneles dorado, violeta y plateado de los torneos literarios de LIBRO VUELA LIBRE. Ejercicios de escritura de la clave 24TN. Primera fase de creación:

 Doris Lessing (con su obra El cuaderno dorado), Isabel Allende (con su novela titulada Violeta) y Ricardo Piglia (con Plata quemada) protagonizarán los tributos de la primera fase de los torneos literarios 2023-24 de LIBRO VUELA LIBRE y sus paneles de juego dorado, violeta y plateado.

En estos torneos de invierno, de temática libre, pero sujetos a premisas de escritura comunes, los participantes volverán a dar rienda suelta a su imaginación y formarán parte de una dinámica grupal que los posicionará tanto en el rol de creadores como en el de jurado. En esta edición de los torneos participará también un jurado externo, integrado por especialistas de la cultura y la crítica literaria, cuyas votaciones tendrán este año un peso en la valoración final del 70%.

Si eres uno de los autores en formación de los talleres de escritura creativa de LIBRO VUELA LIBRE que ya ha sido invitado a participar de las 23:59 h del 22 de diciembre de 2023 a las 23:59 h del 6 de enero de 2024 en alguno de estos paneles de juego, sigue las instrucciones de tu grupo de escritura presencial u online y participa en la primera fase de los undécimos torneos literarios de LIBRO VUELA LIBRE, que este año obsequiarán al ganador o ganadora con una cesta literaria personalizada por el comando liberalibros de nuestra comunidad de escritores en Valencia, el diploma acreditativo del ganador 2023-24 de los torneos y la publicación del relato premiado.

El cuaderno dorado. Tributos a Doris Lessing:

Violeta. Tributos a Isabel Allende:

Violeta, de Isabel Allende

Plata quemada. Tributos a Ricardo Piglia:

«Entre la banda de chongos y bufarrones que andan por Plaza Zavala en Montevideo hay a menudo algunas muchachas perdidas. Son muy jóvenes, por lo general prematuramente endurecidas. Están enteradas de todo lo que se refiere de los muchachos con quienes lo hacen y con quienes a veces viven: que esos muchachos buscan a otros hombres y a veces les pagan o se hacen pagar. Y aunque lo saben, no les importa.»

Plata quemada, de Ricardo Piglia

83 respuestas to “Ejercicios de escritura en curso. Juegos y paneles de la clave 24TN”

  1. Avatar de gtlpastor
    gtlpastor 23 de diciembre de 2023 a 9:46 #

    1970. Primero de mayo
    La tormenta del día anterior amenazó con malograr todo el trabajo preparatorio que, día tras día, durante más de tres semanas, habíamos estado programando los compañeros de la célula de juventudes comunistas.
    Estaba todo preparado, organizado y planificado para que la manifestación y el lanzamiento de octavillas revindicando justicia social hicieran su función: cubrir el cielo y la calzada de la Plaza de San Agustín de Valencia, desde donde saldríamos todos agrupados gritando consignas, después del ruido de palmas de manos del compañero de turno.
    Nos hubiera venido bien tomar un zumo de ciruelas para aliviar la nerviosa pesadez de estómago que sufríamos horas antes de empezar esa acción del primero de mayo. Porque nuestro pensamiento se bañaba de color gris, el color del uniforme de la policía represiva. Porque seguro que íbamos a recibir más de un golpe, e incluso algo peor.
    Al final todo pasaría, como año tras año, y cumpliríamos el objetivo deseado: sentir en nuestro cuerpo el amanecer púrpura de la libertad.

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  2. Avatar de Cachivache
    Cachivache 26 de diciembre de 2023 a 18:24 #

    EL DESAFÍO INESPERADO

    —¡¿Te has enterado?! —Preguntó el muchacho al entrar en el salón.

    Cuando escuchó la pregunta, bajó los pies de la mesa de centro y se incorporó del sofá donde estaba leyendo una novela policíaca. Como informático que era estaba acostumbrado a medir tiempos cortos, como la milmillonésima parte de un segundo, pero era la primera vez, que experimentaba la dilatación del tiempo provocada por una simple pregunta.

    —¡¿Te has enterado?! —repitió el joven quitándose la cazadora de piel.

    No necesitó que le dijera qué había ocurrido. Cuando el chaval decidió unirse a la banda criminal, él como padrino suyo, cuestionó la conveniencia de presentarlo al “rito de iniciación”. La prueba que le mandaron hacer para superar su bautismo de fuego, era de las más exigentes y se le había pedido hacer prematuramente.

    —¡¿Te has enterado?! —insistió el transgresor dejando la pistola sobre la mesa.

    Escuchar la pregunta fue suficiente para en un nanosegundo mental, ordenar todos los datos con los que contaba, y concluir que lo buscan por el asesinato del líder de la banda.

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  3. Avatar de Atenea
    Atenea 26 de diciembre de 2023 a 22:51 #

    Remordimientos

    Camina de puntillas sobre el mullido mar de los recuerdos: tronco erguido, sonrisa amable, pies descalzos. Abre sus manos y, con la punta de los dedos, acaricia a la sombra amada. Está despierto, siente que lo está, pero… es un sueño; el sueño moroso que recoge los recuerdos cálidos y llega envuelto en la luz dorada del atardecer. Después, con la negrura de la noche, aparecen los sueños opacos que oprimen a los recuerdos y rompen el alma de Manuel: pisa fuerte sobre el duro hielo, las botas armadas con puntas de acero destrozan sus pies, doblegan su espalda y tornan su sonrisa metálica: no encuentra a la sombra amada. Cuando amanece desaparecen los sueños y los recuerdos; la vida sigue. ¿Sigue?
    Cierra los ojos. El sentimiento de culpa ligado al dolor, la indolencia y la rabia comen su voluntad. Abre los ojos, busca la botella de Wiski, la coge, desenrosca el tapón con parsimonia: un trago, dos, tres … La sombra amada adquiere forma; es ella. Lo mira condescendiente, le habla con la dulzura de antaño: «No bebas más, Manuel». La misma mirada, las mismas palabras. Manuel, como aquella trágica noche, la ignora: un trago, dos, tres… Se levanta; sale de casa; se monta en su coche; arranca; acelera; cierra los ojos y sueña en lo que le aguarda: ella; la sombra amada.

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  4. Avatar de ALEXIA SMITH
    ALEXIA SMITH 27 de diciembre de 2023 a 19:13 #

    Jalance. Julio de 1995.

    Este será un gran verano. Trabajo en La Turquesa, un bar a las afueras del pueblo donde básicamente la única clientela es la gente de paso. El local se encuentra en un lugar aislado por una frondosa vegetación, sin apenas vecinos alrededor.

    El pueblo donde vivo tiene apenas ochocientos habitantes, aunque su población crece durante la época estival mínimamente. Mis amigas adoran la vida campestre; a mí, sin embargo, se me queda un poco corta… Es mi pequeño secreto.

    No todo es malo, ni mucho menos; tengo magníficos recuerdos que no cambiaría por nada del mundo. Simplemente, necesito más. Este siempre será mi hogar.

    Cuando termino mi turno, la luz dorada del sol ha desaparecido. Mi jefe me pidió por favor si podía hacer un turno extra hoy, y evidentemente, acepté. Necesito el dinero.

    Tras cambiarme en la trastienda, me despido de mis compañeros que acaban de entrar y salgo al aparcamiento en busca de mi coche. No hay mucha iluminación, pero estoy acostumbrada a moverme entre los matorrales.

    Subo al coche, le doy al contacto y no arranca. Mierda. Bajo del coche para comprobar que todo esté en orden cuando me doy cuenta de que hay alguien tras de mí. Un hombre con una sonrisa metálica me observa hipnotizado

    —¿Necesita algo? —. le digo indiferente pensando que es uno de los típicos borrachos habituales del bar, a la vez que levanto el capó de mi coche.
    —Te necesito a ti—dice el hombre al asestarme el primer golpe—. ya eres mía, vamos a casa.

    Y en la oscuridad… me desvanezco.

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  5. Avatar de SrtaMoonLove
    SrtaMoonLove 28 de diciembre de 2023 a 0:02 #

    El desafío de un amor invernal

    En una antigua aldea perdida entre montañas de cúspide blanquecina, donde los susurros de los árboles incitaban a sumergirse en sus profundos y misteriosos bosques, vivían dos almas afines: Kael, el habilidoso herrero del poblado cuya musculatura reflejaba su destreza, y Eilys, la curandera cuyos ojos color miel brillaban con intensa luz dorada incluso en las noches más oscuras.

    Aunque ninguno de los dos lo sabía con certeza, ambos tenían pensado declararse aprovechando el romántico y acogedor ambiente invernal de su amada aldea.

    En la víspera de Yule, Kael, pese a sus escasas dotes culinarias, decidió sorprender a Eilys con un pastel de yuca, símbolo de la íntima conexión que ambos tenian con la tierra y de sus tradiciones.
    Sin embargo, lo que empezó como una inocente idea se convirtió en todo un desafío, ya que al descubrir un antiguo recetario familiar con ingredientes muy poco comunes, se le ocurrió añadirlos sin consultar antes a sus mayores, sobretodo para así obtener más mérito, lo que por desgracia, más tarde, descubriría que no fue una buena idea.

    Cuando en los alrededores de su humilde morada, por fin se vislumbro la luz de la luna, salió de casa orgulloso con su creación culinaria, disfrutando durante el paseo del cálido ambiente protagonizado por su alegre gente y la madera ardiente a su alrededor.

    En cuanto Kael vio a Eilys, se sentó junto a ella de inmediato.
    Entre risas y susurros cómplices, compartieron historias y recuerdos alrededor de la hoguera con el resto de sus vecinos.
    De pronto una ellos, la anciana Morrigan, sabía de la aldea, se acercó a ellos para otorgarles un amuleto ancestral, el cuál, según la leyenda, unía a las almas destinadas de cada generación, ambos lo aceptaron con orgullo y entusiasmo.

    Tras terminar la mayor parte del banquete compartido junto a las fogatas. Kael le ofreció a probar el primer trozo de su postre especial a Eilys.
    Pero fue justo entonces cuando el destino, tan caprichoso como los dioses, irrumpió para desafiar a los enamorados. En medio de la celebración, y delante de todos sus aldeanos, el amuleto explosionó, ocasionando una fugaz fragmentación que desapareció de sus vistas misteriosamente, su magia quedó atrapada y esparcida por la aldea, que ahora yacía completamente apagada y fría.

    Ambos, conscientes de la importancia de restaurar el amuleto, para proteger su hogar y su propio futuro, emprendieron un viaje lleno de obstáculos y encuentros mágicos.
    A medida que conseguían reunir los fragmentos, descubrieron que cada pieza narraba una historia de amor de la aldea, tejida con hilos de un tiempo y una magia casi olvidada. En su inspiradora búsqueda, enfrentaron desafíos que pusieron a prueba su unión, pero, por suerte, esto sólo fortaleció aún más su conexión.

    Finalmente, al reunir la última pieza, la pareja sintió una fuerza atrayente que los envolvió. La aldea se iluminó con una luz celestial y la nieve comenzó a caer reflejando tenues destellos, creando un ambiente hechizante.
    En ese momento, se dieron cuenta de que la magia del amuleto no sólo los unía a ellos, sino que, también renovaba y ensalzaba la magia de su aldea.

    Bajo el árbol más noble y ancestral, Kael y Eilys se juraron amor eterno en una ceremonia celta inspirada en las tradiciones más antiguas. La luna, su principal testigo silencioso, bendijo su unión, y las luces de las luciérnagas danzaron alrededor de los comprometidos, para sellar la unión a la vista de todos sus seres queridos, tanto corpóreos, como etéreos.

    Y así, su amor, también permaneció ligado por la magia del amuleto sagrado, el cual seguiría pasando a las futuras generaciones, para ser recordado y bendecido por todos, eternamente.

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  6. Avatar de Yako
    Yako 30 de diciembre de 2023 a 10:17 #

    Danzas Macabras
    El buzón le devolvió una sonrisa metálica y la luz dorada de la farola dio paso a la coreografía Freixenet de un conjunto de cucarachas. El contacto dirigía el movimiento; se juntaban, se separaban y, algunas, dividían el cobre de su tórax en dos para planear hasta el poste o el arbellón más cercano. Mientras su mirada estaba atrapada por la armonía de la ejecución, su cuerpo decidió, unilateralmente, retar a la espontánea compañía de baile con un vómito en ráfagas. Se encogió de dolor.
    “Las cucarachas se adaptan a cualquier ambiente y se nutren de la suciedad de los hogares”. Eso leyó en algún sitio. Le asaltaron recuerdos de la cena: el mantel rojo de las celebraciones y las llamas de las velas; manos en retirada ante el más mínimo roce; ojos sin expresión la mayor parte del tiempo y, fuera de foco, fogonazos de ira; el correctivo del silencio: mar en retroceso, rugido subterráneo, anuncio de tsunami. Huida inminente. Demasiado tarde. Él, bloqueando la salida. La primera oleada de golpes, en la cabeza; aluvión de puñetazos y patadas.
    Una de las cucarachas supervivientes del maremoto se autoproclamó primera bailarina e improvisó un solo trepando por su pierna derecha, lo que la devolvió al presente. Se apoyó en la pared, temblaba un poco, la costilla rota le impedía respirar con normalidad. Había escapado, esta vez lo había conseguido. Cuando cogió a la prima ballerina para juntarla con sus compañeras, unas luces azules le trajeron una imagen a la memoria: la hoja de acero en danza frenética. Cerró los ojos.
    — ¿Qué le ha pasado? – dijo uno de los policías.
    — No me encuentro bien, mi cabeza
    — Pero… si está herida, déjeme ver – la sangre le cubría manos y ropa.
    — Yo… No… – mostró las palmas – Esta sangre… no es mía.

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  7. Avatar de Alma Vega
    Alma Vega 30 de diciembre de 2023 a 12:58 #

    Campos de azúcar
    El amanecer entre los cañaverales era único. Había llegado la zafra y los campos se llenaban de guajiros con machete en mano y camionetas transportando las cañas cortadas a la central. El primer día solo trajo recuerdos. La empuñadura de los machetes, pronto hizo mella en las palmas de las manos, llenándolas de ampollas a muchos de ellos. Cuando el capataz dio la orden , todos o casi todos se retiraron entre las cañas de azúcar. Un intenso olor a guarapo impregnaba el aire.
    Fuera tenían unos barracones de techo de guano, suelo de tierra, catres de lona y alguna silla. Por detrás lo que llamaban las duchas. Todos traían sus propias toallas y sus pastillas de Palmolive para quitarse el mal olor que desprendían después de las duras horas de trabajo.
    Miranda vestía una camisa larga blanquecina para protegerse del fuerte sol antillano. Al finalizar la jornada, se retiraba la prenda para poner su cuerpo de ébano bajo los débiles chorros de agua fría. El agua y la luz dorada que penetraba a través del techo de hojas de palma dejaban entrever un torso terso, joven y fuerte. Miranda, como siempre, se secó cuidadosa y tranquilamente, y se puso ropa limpia. De ahí, caminó hacia el rancho. Poco a poco se fueron llenando las mesas y bancos corridos de madera que conformaban la cantina del ingenio. Sobre las mesas tenían fruta: guayaba, piña, mamey, y nunca faltaba pastel de yuca, que la encargada del rancho cocinaba con bastante esmero. La música se mezclaba con las voces de los jóvenes jornaleros.
    Aquel remanso de paz, se interrumpió, como siempre, por la entrada del mayoral. Era un hombre alto, fuerte, de manos grandes, de uñas negras y que ceñía un cinturón negro con un machete a la derecha y un látigo a la izquierda. Su ombligo sucio se veía a través del trozo de tela que no cerraba la camisa de no se sabe qué color. Se hizo el silencio y la música dejó de sonar. Pasaba entre los pasillos y señalaba, sin más, a algunos trabajadores. Aquella noche no señaló a Miranda. Los escogidos no podían ni terminar lo que tenían en el plato. Algunos lo cogían con la palma de la mano porque abarcaba más, y casi ahogándose, se lo metían en la boca. Los demás siguieron comiendo. La música volvió a inundar la estancia y Miranda, al salir el mayoral, miró a sus compañeras de cuadrilla. La bella mulata sonrió con alivio. Los elegidos para satisfacer los caprichos de la mole mugrienta y maloliente del mayoral, ya estaban montados en la vieja camioneta.
    Al día siguiente, el mayoral no apareció. Tomo el mando un capataz joven. Nunca más se supo de Mayoral de la zona, y el amanecer entre los cañaverales seguía siendo único.

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  8. Avatar de Gotas de Lluvia
    Gotas de Lluvia 31 de diciembre de 2023 a 11:13 #

    El apagón

    La vida transcurre en dos vías paralelas que extraordinariamente y, aun siendo físicamente imposible, a veces se tuercen hasta rozarse mínimamente, en una fracción de segundo, suficiente para cambiarlo todo. Esto es algo que todos sabemos pero de lo que nadie habla, como si de un secreto ancestral se tratara. Aprendemos el lenguaje hasta construir palabras, mamá, frases, tengo sueño y con la educación y en el tránsito de la adolescencia a la adultez, adquirimos la habilidad de hilvanar enunciados que exponen la vida, la vida correcta; pero, también, y esta vez de forma autodidacta, en nuestro interior, brotan otras frases, las de piel y corazón, las de color púrpura, las que laten de verdad pero que nunca verán la luz. Hoy me pregunto qué pasaría si un día se quebrara esa dicotomía y expresáramos, sin filtros, esos pensamientos tan protegidos de los juicios de los otros. Podrían desatarse, quizás, conflictos incómodos pero esos conflictos nos conducirían a algo más de verdad, más orgánico y magnético.
    Si no hubiese sido por la tormenta nunca le habría conocido, conocido de verdad quiero decir, no de vernos cada día en el trabajo durante ya más de veinte años. Las puertas se quedaron bloqueadas por el apagón y el edificio inteligente nos secuestró. Era el 23 de diciembre y solo teníamos que trabajar nosotros por las emergencias de última hora que pudieran surgir. No teníamos ni una vela. Nadie se lleva velitas al trabajo. Nuestros móviles muy bajos de batería. Oscuridad de una noche negra. No se nos ocurrió llamar al 112. Cada vez más frío. Nuestros móviles se apagaron. Sólo el calor humano podría paliarlo y me abracé a él, como instinto de supervivencia supongo. Él me estrechó fuerte.
    Debió ser un rayo en la tormenta el que torció las líneas hasta juntarlas, dejando en nuestra piel para siempre un rastro de lavanda.

    Gotas de Lluvia

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  9. Avatar de Galindo
    Galindo 31 de diciembre de 2023 a 12:30 #

    UN BUEN TITULAR
    Tan pronto le enviaron la inequívoca orden las divinidades, Galindo escuchó el ronroneo de su gato blanco y acarició su lomo, apuró su “Brugal” con hielo y se encaminó a cumplir con sus obligaciones. Un luminoso día había amanecido, el cielo estaba despejado y el sol deslumbraba en un día de verano ofreciendo vitalidad a todo ser vivo: persona, animal o planta. Observó el mundo mortal que hoy debía recorrer y vio gentes sentadas en los bancos del jardín, unos caminando, otros corriendo por los senderos, dos niños se divertían jugando con una pelota; junto a una farola una niña con su mascota y un perrito insignificante que ladraba estrepitosamente a cualquiera que pasara por su lado. Nada más lejos del mundo divino en el que él vivía; comprendió la puerilidad de esos seres alejados de la perfección de la que siempre había estado rodeado hasta su ascenso. Los que “mandan” habían sido muy generosos con él y no era su deseo darlo a conocer a ese ingrato gentío. Entró en el salón principal cuando el catedrático presentaba ante una amplia asistencia en el Ateneo su tesis: “La uniformidad ideológica de la cultura intelectual en España”, en la que de forma sistemática, lógica y objetiva expuso los resultados obtenidos por sus trabajos de investigación. Sus principales conclusiones afirmaban que la prensa es propiedad de hombres ricos que tienen grandes intereses en que no se digan ciertas cosas. Cierta información que no es correcto mencionar, y no es adecuado pensar. Esto tiene como resultado un sistema de control ideológico muy efectivo, donde algunos periodistas son serviles con el poder.
    Un periodista íntegro es aquel que investiga, que quiere averiguar la verdad y escribe sobre ello, pero de éstos hay bien pocos. El poder descarta a las personas demasiado independientes que piensan por sí mismas y que no saben ser sumisas; son contraproducentes para las instituciones.
    Solo un verdadero cínico puede creer una cosa y decir otra, pero hay que pensar que las personas más útiles para el sistema de poder son aquellas que realmente creen lo que dicen y son aquellas que verdaderamente van a progresar, pero también hay gente de distinta ideología atrincherada en el poder, que desea mantenerse junto al poder y utilizan todos los medios a su disposición para conseguirlo.
    “Nadie me dice lo que tengo que escribir” –decía un columnista de un importante periódico– y es cierto, pero si no supiese lo que tiene que decir no seria columnista de ese periódico y, desde luego el que piensa cosas diferentes o tiene las ideas equivocadas no estará en el sistema, y por supuesto no será columnista de nada.
    La cuestión es no estar aislado, si consiguen mantenerte ignorante pueden hacerte creer cualquier cosa; cuando la gente se reúne, lee, comenta y escucha todo es posible. ¿Solo podemos quejarnos y esperar sentados a que esto cambie? No, debemos huir del adoctrinamiento –sentenció el catedrático esperando las preguntas que pudieran realizarle desde el auditorio.
    Galindo salió escandalizado, ¿cómo era posible que ese tipo dijera tantas sandeces juntas y nadie le pegara un tiro? Debía informar a sus superiores de semejante locura. No se puede soliviantar a las gentes y enfermarlas, esa banda de estupendas personas que caminan por la calle sin saber que sus vidas carecen de lo fundamental, pero viven arropados por la inocencia de su incultura. Les llenan la cabeza de derechos, de ansiedad, de frustración, cuando en el anonimato está la felicidad; a la chusma pocas cosas le incumben por su bien. Pero, bien cierto es que, las divinidades deberán cambiar algo, para que no cambie nada. Unos buenos titulares que es lo que la gente lee, y listo para otra temporada.

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  10. Avatar de Anónimo LÓPEZ ABRIL
    Anónimo LÓPEZ ABRIL 31 de diciembre de 2023 a 19:49 #

    EL ABUELO
    Aunque mis recuerdos sean borrosos, todavía sé quién soy. Es cierto que me cuesta reconocer a algunas personas y olvido el nombre de los objetos pero sé quién soy: Aurelio Gómez Silvestre, nacido el veintinueve de noviembre de mil novecientos cuarenta y dos y trabajo de carpintero en mi taller. Ya se que cada vez más soy un incordio mayor para los que me rodean y que están pensando en buscar una residencia para no hacerse cargo de mi. Pero donde me siento bien es en mi casa, con mis cosas, mis espacios, mis vecinos de toda la vida. No quiero abandonar mi hogar aunque sé que la fragmentación de mis pensamientos es inevitable y necesitaré un cuidador. Aunque, para qué darle vueltas si su voto no se requería en esa decisión, ya no tenía poder sobre sus actos y lo mantenían frente al televisor toda la jornada. Estaba ligado a ese aparato con programas memos de cotilleos y peleas absurdas. Si sus últimos días traían esas imágenes y la inmovilidad en el piso, prefería que la parca llegara pronto y rápido sin sentir el desprender del último aliento.
    EZEQUIEL

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  11. Avatar de Úrsula
    Úrsula 1 de enero de 2024 a 8:07 #

    LA LLAMADA

    Con el humo del incienso en el aire, la luz de las velas y la decoración sobre la mesa, cada semana, en un ritual de magia y misterio, el bombo gira y aparece la bola. Se reduce el número, y el azar, que no es casual, elige el primer relato.

    Sin prisa mostramos nuestro cóctel de palabras que, como un dulce zumo de ciruelas, se sirve con la inocente duda que asoma entre las breves líneas. Es entonces cuando la entrega paciente al papel descubre el sueño de quienes, con la mirada humilde y en secreta soledad, nos buscamos entre el significado de la palabra escritor.

    En la rigidez de una adecuada definición cada uno elabora, en su tormenta mental, su propio juego de ideas que desatan las historias; pero hay algo fiel, místico y real que a escritores y escritoras nos une: la llamada.

    Porque escribir es escuchar la llamada que aguarda paciente en nuestro interior latiendo en cada pulso de la vida. Es un guiño a la belleza donde la voz cae al precipicio y, en un baile que esculpe el papel, la palabra se vuelve eterna; se refugia en un dolor que hunde el cuerpo, en un amanecer púrpura o, tal vez, en un mensaje secreto que encuentra consuelo si es escrito.

    Escribir es elogiar el presente con movimiento reflexivo y pausado, que convierte la fugaz sensación en eternidad y recupera los pasos de un lejano recuerdo.

    Escribir es sujetar la tierra con las manos firmes donde se encuentra la semilla escondida. Es utilizar la melodía de fondo de nuestra vida que, misteriosamente, sacude el alma de la infancia antes de rozar la locura adulta. Es un eco que se prolonga si, al leerlo, se escucha con un corazón que desafía el lamento hacia el encuentro de la libertad

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  12. Avatar de Amanoe
    Amanoe 1 de enero de 2024 a 10:38 #

    LA CHICA DE LA BALADA

    Ya cortó el hilo de la cometa que la unía, para trabajar de sirvienta con su madre, y junto con la criada que la educó. Empezó a estudiar con ahínco para poder vivir sola, y visitar las ciudades soñadas por su infancia.

    Un día al volver a casa, desde la biblioteca, con el reflejo de la luna en su espalda, notó un frío en la cara cuando, se le acercó un hombre alto y hermoso, que le dijo que, si iba con él, le tocaba una canción. Se quedó perpleja ya que no sabía qué decirle porque, aunque no lo conocía de nada, algo en su interior le decía que fuese. Accedió a ir con confianza porque, un halo de intriga abordaba todo ese ser.

    Entraron en un club y ella se fue a la barra, se pidió un Brugal con hielo y esperó a que empezase la actuación.
    Enseguida salió él con un saxofón junto a su banda, y la música que tocaron fue; preciosa, triste y desgarradora. A ella le gustó la sensibilidad y el sentimiento de la música y, cómo se quedó él después de haber interpretado la pieza.

    Cuando volvió junto a ella, le preguntó sus emociones al oírla, y ella le sonrió con los ojos y la boca. Le contestó que le había encantado y le preguntó quién era la protagonista de esa maravillosa música. Él le contestó que, si volvía otra noche, se lo contaría.

    Un mes más tarde y, sin haber olvidado, ni su melodía, ni a ese extraño joven, volvió al club y se sentó en el mismo lugar. Ese día no había grupo de música, así se le contó el camarero, que hacía dos semanas que no volvían por ahí.

    Muy triste y pesarosa, pues no sabía dónde encontrarlo, se fue andando a la casa donde servía su madre. Allí, encontraría compañía y conforte, porque de tanto imaginar el volver a verlo, se había quedado muy apenada.

    Al entrar por la puerta del servicio, lo primero que hizo fue acariciar al gato blanco de su niñez, y abrazar a su madre que la encontró cansada. El señorito de la casa estaba en cama desde hacía semanas y tenía doble faena. Le comentó que era músico y que iba de bares y clubs hasta que hace menos de un mes cogió una pulmonía que casi le cuesta la vida. Ella abrió mucho los ojos y le pidió por favor que le llevase a la habitación con él, que era muy importante. Aprovechando que los señores no estaban, la acerco al cuarto y ella mirándolo a los ojos le preguntó, que si la chica de la balada era ella.

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  13. Avatar de Tadea Soriano
    Tadea Soriano 1 de enero de 2024 a 12:07 #

    Título: EL GLOBO

    Un operario sitúa el carro con el ataúd de nuestra madre a un lado de la sección segunda, tramada tercera del cementerio, al mismo tiempo que su compañero abre el nicho número 274 donde estás enterrada.
    Tu féretro cae en picado, la madera descompuesta se esparce por el suelo, padre coge en volandas tu cuerpo momificado y lo acomoda suave sobre el pavimento.
    Se arrodilla ante ti, yo me mantengo de pie a su lado. El resto de los asistentes retroceden sobrecogidos por tu aparición; ataviada con tu vestido blanco de primera comunión, tu cabello trenzado con hilo de luz dorada, tus zapatitos de charol y el rosario entre las manos,
    Uno de los enterradores recoge los trozos de madera, los apila y los coloca en una bolsa; el otro, con la sonrisa metálica del que repite un soniquete, sin recato ni cuchicheo, dice:
    –No se asusten, dada la orientación y las condiciones del nicho en esta zona del cementerio, es habitual, y más tratándose de una persona joven y delgada. Tendrán que esperar, necesitamos una nueva caja, hemos de depositar los restos en ella y después introducir el siguiente ataúd.
    Mudo, padre sigue postrado ante ti. Despido el duelo, no deseo más testigos de lo venidero, cierro los ojos, y en mi mente se tambalean los recuerdos de un pasado borrado a silencios: a mis once años de edad, tener una hermana y dejar de ser hijo único me enfadó; sin embargo, eras tan obediente y yo tan mandón que me ganaste la partida. De pronto aparece nítida y con furia la imagen del día de tu comunión, y la frase que coreábamos en casa: “ni una trompa se mueve más que la niña”.
    Un estúpido globo se te escapó de las manos; tú corriendo tras él, y el conductor del coche con los ojos fijos en una alucinación.

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  14. Avatar de Kika Antequera
    Kika Antequera 2 de enero de 2024 a 7:43 #

    Nuestro libro

    La puerta de mi cuarto se abrió y, como cada noche, mi abuelo entró con nuestro libro y acercó una silla a mi lado.
    —La parte de los molinos, abuelo, los molinos.
    Abrió el libro con cuidado y empezó a leer. Nos sumergimos enseguida en la historia y mi abuelo se vino arriba, como siempre. Y cuando ya se había levantado y puesto una pierna sobre mi cama, mientras lanzaba amenazas contra el armario que tenía frente a él, envuelto en la luz dorada de la mesita de noche, se abrió la puerta. Mamá apareció con su cara de apuro y su sonrisa metálica y congelada.
    —Papá, la idea de leerle un cuento a la niña antes de dormir es que se duerma y mira la que estás montando. ¿Y dónde está la versión infantil que compré? Si le lees ese libro la niña no se entera.
    Entonces dijimos los dos a la vez:
    —Sí se entera.
    Aparqué en la residencia mientras aquellos recuerdos se evaporaban y salí del coche a todo correr. Entré en su habitación, dejé los trastos en un rincón y saqué nuestro libro del bolso.
    —Perdón, abuelo. Llego tarde. No se me ha olvidado, hoy tocaban los molinos.
    Las máquinas a las que estaba conectado hicieron ruidos y pitidos, se aceleraron un poco. Yo sabía que él seguía allí, en alguna parte, aunque ya no pudiera contestarme o decirme que leyera más despacio o más alto. Acerqué la butaca y me puse manos a la obra mientras sentía cómo se apoderaba de mí. En uno de mis arrebatos me levanté y puse el pie sobre la cama, a punto de embestir a aquellos gigantes que nos cortaban el paso, cuando se abrió la puerta.
    —Baja un poco la voz, la señora Concha de la habitación de al lado se ha vuelto a quejar —dijo la enfermera poniendo los ojos en blanco.
    —Lo siento, ya me marcho. Llego tarde a clase otra vez. Hasta mañana, abuelo —dije y le di un beso en la frente antes de salir.

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    • Avatar de Ann Frederick
      Ann Frederick 16 de enero de 2024 a 17:35 #

      Yo, Ann Frederick, voto este relato «Nuestro libro» de Kika Antequera

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    • Avatar de Tadea Soriano
      Tadea Soriano 19 de enero de 2024 a 11:22 #

      Tadea Soriano voto a Kika Antequera

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    • Avatar de Jacqueline Belfort
      Jacqueline Belfort 19 de enero de 2024 a 18:16 #

      Yo, Jacqueline Belfort, doy mi voto a Kika Antequera.

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    • Avatar de R. Neufvile
      R. Neufvile 21 de enero de 2024 a 10:14 #

      yo R. Neufvile le doy mi voto a Kika Antequera

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  15. Avatar de 1956
    1956 2 de enero de 2024 a 10:59 #

    Adiós

    Empezó como todos los días. Despertador, ducha, desayuno ligero, apenas un café, coche y despacho.
    Comenzaba el espectáculo, aunque yo estaba lejos de saber como iba a terminar.

    -Buenos días.
    -Buenos días Yolanda.

    Pedí otro café y me puse a repasar lo pendiente del día anterior; todo normal, los clásicos desajustes, correos por leer, llamadas por realizar, algunas reuniones para preparar la auditoria de la próxima semana, etc…

    Sobre media mañana me pasaron una llamada de mi padre. Mi madre y él habían ido a la consulta de mi primo porque desde hacía un tiempo se fatigaba y le costaba respirar cuando salían a pasear.

    -Hola papá, ¿Qué tal?
    -Regular hijo, me han hecho placas, me han auscultado, y dice Pepe que tengo neumonía. Está misma semana quiere que acuda al hospital para repetir las pruebas con más precisión y valorarlas mejor.
    -¿No te ha dicho nada más?
    -Solo que deje de fumar.
    -Vale, paso esta tarde por casa a veros y hablamos.

    Colgué el teléfono con la duda sobre lo que me terminaba de decir mi padre. Así que sin más llamé a mi primo.

    -Buenos días Pepe, ya me ha comentado mi padre que parece que tiene neumonía.

    No me dejó continuar.

    -Eso es lo que le he dicho a él. En realidad tiene un cáncer de pulmón con ramificaciones hacia el corazón y la cabeza.

    Me quedé helado; quería no creerlo y le pregunté con miedo:

    -¿Es definitivo?,¿seguro?,¿que hacemos?.

    Trató de hablar lo más profesionalmente posible, explicándome que no había duda, y que lo único que quedaba por valorar era lo avanzadas que estaban las metástasis; No había nada que hacer.

    Lo normal era tratarlo con quimioterapia, pero aún así, la esperanza de vida era de seis meses.
    Quedamos en vernos esa misma tarde para articular todos los pormenores del tratamiento, y colgamos el teléfono.
    Me quedé con la mirada fija en la mesa, no podía ni pensar. Me derrumbaba.
    Cogí la chaqueta, dije que salía y que no sabía cuando volvería. Me subí al coche, bajé la ventanilla y conduje sin rumbo. Acabé sentado en un banco mirando a la gente pasar.
    Hasta ese momento había sentido la ausencia de seres queridos, pero ahora…,ahora sabía, sentía, me enfrentaba, por primera vez a la muerte.

    Tristemente el diagnóstico acertó de pleno, pero en los casi seis meses que tuve la oportunidad de convivir con mi padre, hablamos mucho y al menos me quedó el consuelo de contarnos, decirnos, hacernos sentir, todo el cariño, todo el amor que nos teníamos.

    No sé si fue la vida o la muerte, quién me dió la oportunidad de decirle, GRACIAS PAPÁ.

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  16. Avatar de Closed Account
    droyiland 2 de enero de 2024 a 12:48 #

    Pecho Quemado

    Caminó a casa mientras deseaba que lloviese como en una película mala de sábado por la tarde y así poder dejar de fingir sonrisas metálicas y cambiarlas por lágrimas, se había olvidado de que la ubicación del filme era mediterránea.
    Llegó a su refugio, y mientras se lavaba los dientes, su reflejo no quiso mirarla. Hacía años que no podía conciliar el sueño sin que sonase la tierna melodía de las voces del señor Cuesta y las tres viejas del primero, que se habían convertido en su particular oasis.
    Una luz dorada inundó toda la habitación y la muchacha se despertó angustiada mientras hablaba en voz alta para comprobar la realidad.
    Se levantó a realizar su pis de madrugada y, en la ducha, unas garras le mostraban un corpiño rojo. La muchacha corrió rauda a esconderse bajo las sábanas y cerró los ojos, poco a poco volvió a ser presa de Morfeo mientras los recuerdos de besos inexistentes le fragmentaron su piel cosida.
    Al contrario del mundo, dio gracias al universo al escuchar el despertador y salir a la vida, pero aquel corpiño rojo era un camaleón que se mimetizaba en cada autobús, en cada pelo teñido para ocultar las canas, en los labios de carmín que pintaban tristezas y en manzanas de almuerzos solitarios.
    Cada noche durante un año, en su onírico mundo, volvían a aparecer aquellas temidas garras ligadas al corpiño rojo, mientras ella se hacía cada vez más pequeña.
    El insomnio fue su confidente, la muchacha no quería dormirse, se sentía como una adolescente en Elm Street.
    Casi al finalizar el año, entre las sombras, bien despierta y con los ojos como un búho, se dirigió al baño y osó asomarse a la ducha. Para su sorpresa, las garras estaban allí.
    — ¿Quién eres y qué quieres de mí?
    —Soy tú y quiero que me quieras de una maldita vez.
    Se arrancó de sus propias garras el candente corpiño y se vistió de invencible dragón, llenando su corazón de inquebrantable amor propio.

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  17. Avatar de ESCARLATA
    ESCARLATA 3 de enero de 2024 a 19:49 #

    LUNA DE PAPEL
    Gala no es mi verdadero nombre, pero a estas alturas creo que no es importante.
    En menos de doce horas vendrán a por mí y todo este sueño de glamur y sofisticación llegará a su fin. La vida son momentos, unos más largos y tediosos, otros más cortos y excitantes.
    Sentada en la terraza, apurando este atardecer de principios de septiembre en Nueva Orleans, con mi tercer vaso de Brugal con hielo veo como mi única compañía me mira de reojo desde su rincón favorito de la casa. Miau, mi gato blanco, diferente, exclusivo, tan estilizado y divino como ésta yo que debe marchar; creo que es lo que más echaré de menos en mi nueva realidad.
    El cielo está despejado y desde mi privilegiada situación puedo contemplar el reflejo de la luna en el rio Mississippi. La Bahía de Luisiana es hipnótica en noches como ésta.
    Llegué al Barrio Francés hace exactamente quince años y seis días en compañía de Trevor, mi segundo marido, un aristócrata escocés que salió de Edimburgo por razones que poco me importaban entonces.
    Él se enamoró perdidamente de mí, y yo, acepté su amor, dispuesta a todo por abandonar los recuerdos que me atormentaban. Y la vida nos coincidió en medio del océano siendo dos náufragos de las circunstancias.
    Me contó que a sus setenta años aún tenía ilusión por comenzar una nueva vida y olvidar. No pregunté mucho más, me dejé querer; y el Capitán del crucero nos casó el penúltimo día de travesía antes de desembarcar en Nueva York, que nos acogió en plena luna de miel.
    Los señores Murray iniciábamos nuestra vida en común, dos desconocidos, incluso para nosotros mismos.
    Trevor falleció prematuramente, dejándome sola de nuevo, pero esta vez con el riñón bien cubierto gracias al señor Enrique Lopes, un narcotraficante colombiano de ochenta y dos años, de madre irlandesa, reconvertido en lord escocés.
    El luto duró mucho por fuera y poco por dentro, sobre todo cuando nuestro administrador me informó de todas las propiedades y el dinero, que mi Lord Trevor había ocultado a mi nombre.
    El piso, decorado enteramente al estilo Art Decó, reflejo del lujo y la decadencia que a los dos nos gustaba, fue el testigo mudo de nuestra ajetreada vida social con los numerosos amigos de mi difunto esposo, todos reconvertidos en aristócratas de la vieja Europa, todos miembros de la misma banda de descarados, todos desaparecidos al faltar mi Trevor, que se habían enriquecido con las drogas y el tráfico de armas. Pero de todo eso me enteré hace tres días, cuando el inspector Nelson de narcóticos llamó a mi puerta y reescribió la historia de mis últimos quince años.
    Trevor volvió a fallecer para mí y apareció Enrique; y yo, muy a mi pesar, a partir de mañana, volveré a ser Emilia, una vieja trastornada y excéntrica que ha pactado una cómoda condena en un psiquiátrico de lujo por haber colaborado y facilitado el acceso a todos los documentos que el señor Lopes guardó en una habitación bajo llave y permanecían en la única estancia de la casa en la que nunca entré, por desgana o por miedo a encontrar una verdad que sospechaba.

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  18. Avatar de BULULÚ
    BULULÚ 4 de enero de 2024 a 19:00 #

    LATIDOS

    El día que llegué a casa sin mi teta izquierda, mi hijo pequeño me preguntó: “¿Las mamas van al cielo?”. Paralizada por el miedo y la angustia de tener que responder a semejante pregunta, le contesté: “¡Cariño, mamá no se va a ningún sitio, mamá se queda aquí!”. Él exclamó con el fastidio de no haber sido entendido: “¡Noooo, mamí, me refiero a las mamas con pezón!”. Respiré aliviada.

    ”¡Claro que sí! En el cielo hay un apartado muy especial para todas aquellas partes de nuestro cuerpo de las que, por haberse puesto malitas o haber sufrido algún accidente, no nos queda más remedio que despedirnos para siempre”, proseguí. “Allí conviven corazones, pies, brazos, algún ojo despistado y algún dedo que se metió donde no debía. ¿Sabes?, es un sitio precioso en el que todos, y según sus habilidades, colaboran para hacer de él un espacio único”. Me escuchó sin parpadear y yo continué: “Ese lugar está iluminado por una intensa luz dorada y constantemente suena una melodía compuesta por todos ellos, ¡aunque los oídos son los que se atribuyen siempre el mérito!”, exclamé mientras mi pequeño se tapaba la boca con sus manitas ocultando su excitada sonrisa y saltando de emoción.

    Ahora, mientras él sigue retozando y dando palmaditas con las manos, recuerdos vividos con mi teta me van llegando a la cabeza. Pasea por mi mente el primer novio que tuve al que llamábamos El Sonrisa Metálica, por la cantidad de Brackets que llevaba en los dientes, y que tocaba mi pezón como si estuviera sincronizando una emisora de radio. Me acuerdo de cómo lucía tersa y firme detrás de los escotes; de las manos expertas que la acariciaron y de la lengua de Marcos…, con el que acabé casándome.
    Es obvio que esto lo reservo para mí y al niño le cuento lo bien que se portó alimentándolos a él y a su hermano durante sus primeros meses de vida y lo acolchadita que resultaba cuando de bebé se dormía en mi regazo.

    La nostalgia me invade una vez más. Sus apenas cincuenta centímetros de estatura parecen percibirlo; se acerca hacia mí, me ciñe con sus pequeños brazos y apoya su cabeza en el ‘hueco’ que ha dejado la amputación; agradezco el dolor de la presión que ejerce sobre la cicatriz porque me conecta con la vida y…, de repente, me suelta, se separa de mí y dice muy exaltado:

    -¡Guauuu, mami, es fantástico¡¡Ahora puedo oír más fuerte el pum-pum de tu corazón!

    Y todo vuelve a tener sentido.

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  19. Avatar de Terpsícoee
    Terpsícoee 4 de enero de 2024 a 21:16 #

    EL PERSEGUIDOR DE ESTRELLAS

    Cuando Mario supo, con doce años, que no podría volver a jugar al futbol con sus amigos ni acudir a la escuela, su mundo se desmoronó a causa de una enfermedad que ni siquiera sabía pronunciar. Durante meses, solo quiso estar en la cama, taparse la cabeza y dormir. Esperaba que, al despertar, todo volviera a ser como antes. Pero eso no ocurrió jamás.
    Aquel lluvioso día de abril, llegó a casa el artefacto: una horrible silla de ruedas con motor. Su madre, esgrimiendo una sonrisa metálica, se la mostró e intentó convencerlo de que le iría muy bien para salir a tomar el aire. La odiaba.
    Una noche que no podía dormir, Mario le pidió a su madre que lo llevara al jardín. Ella lo acomodó en la silla y ambos salieron. El niño levantó la cabeza y en el firmamento distinguió una luz dorada, y luego otra y otra. Una enorme cantidad de estrellas bailaban al unísono en una suerte de cabriolas imposibles. Empezó a perseguirlas con la mirada. Era tan entretenido el juego que, cada noche, se animó a salir un rato al jardín, para practicar ese pasatiempo. Le puso nombre a cada una de ellas: Revoltosa, Huidiza, Glotona…, según las características que él les atribuía, y dibujó con sus manos, en el aire, los caminos que ellas describían en el cielo.
    –¿Mamá ya soy un perseguidor de estrellas oficial?—preguntó una noche.
    –Claro que sí, hijo, el mejor—contestó la madre emocionada.
    A medida que la enfermedad avanzó, Mario fue perdiendo paulatinamente funciones de su cuerpo, hasta que no pudo hablar ni mover los brazos, solo balbucear. Su madre se encargó entonces de repetir en voz alta el nombre de cada una de las estrellas, mientras el niño las seguía con la mirada.
    Mario falleció una cálida noche de junio, sentado en su silla, haciendo lo que más le gustaba: perseguir estrellas. Su madre continuó con aquel juego para mantener vivos los recuerdos de su hijo. Descubrió una nueva estrella que brillaba con más intensidad que el resto, y la bautizó con el nombre de Perseguidora, convencida de que era la luz de Mario la que, fiel a su costumbre, salía a jugar con sus amigas.

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    • Avatar de El Caballero de la Triste Escritura
      El Caballero de la Triste Escritura 16 de enero de 2024 a 15:43 #

      Yo, El caballero de la triste escritura, voto a Terpsícoee.

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    • Avatar de Alma de la Vega
      Alma de la Vega 20 de enero de 2024 a 10:52 #

      Yo Alma Vega doy mi voto a Terpsícoee con :
      El Perseguidor de estrellas.

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  20. Avatar de rgarrigos
    rgarrigos 4 de enero de 2024 a 22:09 #

    SIN TIEMPO QUE PERDER

    El ruido de los disparos y del avance de las máquinas era ensordecedor. Los drones sobrevolaban el cielo escudriñando todo aquello que se movía. El paisaje urbano, antaño acogedor y lleno de vida, se encontraba devastado y la desolación se extendía por doquier. Las calles estaban cubiertas de escombros, la noche estaba al caer y el atardecer, lejos de mostrar su fascinante luz dorada, apenas lograba abrirse paso entre las nubes cargadas de humo.
    —Rápido, escóndete aquí —dijo Susan a Carol empujándola violentamente dentro de una vieja fábrica. Las dos jadeaban exhaustas, intentando recuperarse de la forzosa carrera a través del campo de batalla. Los ojos oscuros y llenos de determinación de Susan sondeaban todo a su alrededor. La carga de responsabilidad que llevaba a sus hombros hacía de ella una mujer con una resistencia inquebrantable. —Joder, ¿cómo nos ha podido coger tan desprevenidas? Esto es una masacre. ¿Has visto esos cíborgs? No son como los anteriores, piensan diferente. Mierda, se nos están anticipando. Esa jodida sonrisa metálica que muestran me pone la piel de gallina.
    —Susan, ¿no te dijo Maya que las máquinas se estaban replegando? Nunca nos teníamos que haber fiado de esa arpía. Nos ha abandonado y ahora estamos a merced de ellos.
    —Carol —dijo Susan cogiéndole firmemente de los hombros y observando las cicatrices en su cara de la eterna guerra en la que estaban sumidas—, lo que dijo o no Maya ahora mismo da igual. Recuerda nuestra misión, llegar al núcleo de la IA de las máquinas y hacerlo estallar antes de que ellos lleguen al centro embrionario, si no, ya sabes, adiós a los recuerdos de toda nuestra puta existencia. Así que, enciende otro jodido inhibidor electromagnético y seguimos adelante.
    Un estruendo metálico resonó en el aire. Las máquinas habían descubierto su escondite temporal. Los corazones de Carol y Susan palpitaban con fuerza. Susan lanzó un dispersor de infrarrojos por una ventana para confundir a los cíborgs y se dieron de nuevo a la carrera. No tenían tiempo que perder.

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  21. Avatar de González-Blanco
    González-Blanco 5 de enero de 2024 a 9:36 #

    Es bondadoso

    Caminaba con premura, se estaba haciendo tarde para ver la salida del sol y tenía que superar antes la gran duna que me separaba del mar. No había un camino definido y, sin quererlo, pisé algunas plantas que, extrañamente, crecían allí. Acompañado por un suave rastro de lavanda y otros olores frescos, mezclados con aroma de mar, llegué a la pequeña cima y allí, un maravilloso amanecer púrpura me dio la bienvenida, penetrando en mis pupilas, que se dejaron querer con la belleza del momento. Paré y, simplemente, disfruté.

    Después, me tumbé sobre mi toalla, en la arena. La tormenta del día anterior la había dejado húmeda y fría, pero empezaban ya a notarse los rayos del sol, secando y atemperando todo, con sus cálidos dedos de fuego.

    Me fijé entonces en las gaviotas, había muchas. Surcaban impasibles el aire, como si fueran aves mensajeras, con importantes comunicados que hacer llegar a destinatarios desconocidos. De pronto, de manera infantil, pensé: “Dios, si existes, dame una señal, haz que una caca de estos pájaros me caiga justo en la frente”. Esperé, pero no ocurrió nada durante un buen rato, ellas seguían volando y yo solo oía sus sonoros graznidos.

    De pronto lo vi. Era como un torpedo, redondeado y veloz, y caía directo hacia mí. No pude reaccionar, me pareció incluso oír el silbido ese, mortal, de las bombas al caer. Y ciertamente cayó muy cerca, a medio metro de mi frente, por encima de la cabeza. Me incorporé, aún sorprendido, y miré la enorme y salpicante caca de gaviota, de color gris blanquecino, de la que salían algunas burbujas. Por una parte, me alegré mucho de que no acertara, pues me hubiera dejado hecho un asco, pero por otra, miré hacia arriba y pregunté: “Dios ¿Cómo tengo que entender esto, es un enigma, o no existes y hay un diablo que se burla de mí?”. Algo confundido, me dije que, si había diablo, tenía que haber también Dios, y estuve mucho tiempo pensando en ello. Parecía una señal, pues era demasiada coincidencia, pero claro, no era exacta. Al final, la impresión fue la de quedarme igual, con las mismas dudas sobre si Dios existe o no. Eso sí, con una sensación de limpieza que no hubiera tenido, de confirmarse su existencia.

    Con esa inquietud en mi mente empecé a recoger los trastos, pues el sol empezaba ya a calentar demasiado para mí. No me había bañado y, en el mar, unos cargueros, habían estropeado notablemente el paisaje. Tampoco mi petición había sido completamente atendida. Llegando a mi coche, una enorme sonrisa se dibujó, sin pretenderlo, en mi cara. Delante de mí había una furgoneta vieja, de esas que usaban los jipis, bien colorida y con muchas margaritas dibujadas. En un lado, bien grande, había una frase que decía: “Dios es bondadoso”.

    González-Blanco. Enero 2024

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  22. Avatar de Latyna
    Latyna 5 de enero de 2024 a 10:44 #

    Acróstico anónimo de despedida.

    Brisa que despierta tristes recuerdos de un tiempo mejor.
    Ella llenó mi mundo de color, ligado al amor que nos unió.
    Aunque el destino nos separó, no le guardo rencor.
    Tuve que aprender a seguir un viaje de infinitas verdades.
    Rogué al cielo que no se fuera, pues revivir no se puede.
    Irremediablemente, la muerte se la llevó, por un gran dolor que no tuvo cura.
    Zozobrando quedé, resonando en mí la culpa por no haberla podido salvar, porque la perdí para siempre, y hoy siento más su muerte que mi vida.

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  23. Avatar de Circe
    Circe 5 de enero de 2024 a 11:10 #

    EL SENTIDO DE LA VIDA
    «La única solución es el suicidio. Pero no el suicidio del desesperado, ensimismado y proclive a la depresión, que busca su final tirándose por un sexto piso.
    Yo me refiero, que si eres de las personas que han llegado al punto de comprender que la vida no tiene sentido, que es un absurdo, no hay otra solución que quitarse de en medio. Claro que todo esto es pura teoría. El ser humano, yo misma, si soy crítica y reflexiva, debo encontrar el sentido de la vida solamente en mi.
    Mi libertad nadie me la quita, así como mi responsabilidad sobre ella, dado que las personas no somos otra cosa que lo que hacemos, aunque olviden que son libres por si mismas.»

    Sentada en la mesa de la cocina, recuerda como hace dos años lo dejó todo y cambió de vida. Mientras toma un pastel de yuca, mira por la ventana que, a través de los árboles , deja ver la luz dorada del sol.
    En la granja, con sus animales, recibe a escolares para que aprendan la sabiduría de la Naturaleza. Y cuando acaba la jornada, en su soledad buscada escribe, escribe recuerdos , fragmentos, que quizás algún día configuren un libro sobre el ser humano y la búsqueda de su lugar en la vida; que aún haciendo uso de su libertad, siempre será subjetiva y válida solo para si mismo.
    Y recuerda las palabras que más o menos expresó así un querido filósofo de juventud: «…y a pesar de todo, con valores, la vida vale la pena ser vivida.»

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  24. Avatar de Anna Ferrando
    Anna Ferrando 5 de enero de 2024 a 12:10 #

    SE LO DIRÉ EL DOMINGO
    El zumo de ciruelas le había teñido los dientes de color morado, como el vino tinto que habían tomado durante la cena. Se los mostraba al sonreír mientras desayunaban en la terraza, con un amanecer púrpura sobrecogedor sobre sus cabezas. Qué guapa estaba, despeinada y vestida únicamente con una desbocada camiseta blanca.
    ─La voy a dejar. Ya─. Sentenció Joaquín.
    Ella lo miró, ridículo como estaba, desnudo, cubiertos los hombros con una de sus batas de estampado oriental.
    ─Este fin de semana estarán tus hijas en casa ─apuntó ella.
    Sí. Ese fin de semana celebrarían en familia el cumpleaños de su hija mayor, Edurne. Veintiséis. Dos menos que ella.
    ─Pues se lo diré el domingo, cuando ya se hayan ido las niñas.
    Ella asintió. También se lo diría el domingo.
    ─Prepararé una pequeña maleta con lo básico y me vendré aquí. Buscaremos un piso más grande, si quieres.
    Ella asintió de nuevo.
    ─Iremos a comer a algún restaurante de la playa, para celebrarlo ─propuso él entonces, emocionado.
    La joven miró la previsión del tiempo para el domingo. Habría tormenta, pero no se lo dijo; se limitó a dar otro sorbo de su zumo de ciruela. Para cuando él apareciese por su apartamento el domingo con la maleta, ella ya habría hecho la suya. Se quedaría pasmado, no entendería qué estaba pasando. «Me voy a vivir a Madrid», se despediría ella. «Voy a compartir piso con Edurne. Quizá nos veamos cuando vayas a visitarla». Él lloraría, desconcertado, pero, al poco volvería con Elvira, si es que finalmente había tenido cojones para dejarla.
    ─¿Estás contenta?
    ─Sí, mucho─ sonrió ella, mientras se incorporaba de la silla para sentarse sobre las rodillas de él y ofrecerle su boca, morada.

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  25. Avatar de EL CABALLERO DE LA TRISTE ESCRITURA
    EL CABALLERO DE LA TRISTE ESCRITURA 5 de enero de 2024 a 18:12 #

    ADIÓS, MUCHACHOS
    La mañana es fresca y el sol, perezoso, esboza un amanecer púrpura. Él mira al horizonte con ojos huérfanos. Ella le pasa el brazo sobre los hombros, y la humedad arrecia a orillas del mar. La conversación transcurre en silencio, sin nada que decir, con todo dicho. Los minutos fenecen de a poco, descomponiéndose como cadáveres olvidados, cuando irrumpe el sonido del teléfono. Ella siente como él se remueve y prefiere dejar que suene el tono de llamada. «Adiós, muchachos, compañeros de mi vida…», la voz de él, acompañando el tango, nace débil, vieja y desafinada, y a ella se le forma un nudo en la garganta al preguntarle si recuerda la canción, aunque sabe que es su favorita.
    —Claro, amor. Sonaba el día que nos conocimos. El rastro de lavanda que desprendías me embriagó y tú me enamoraste. Pero me advirtieron de quién era tu padre. ¡Me dio lo mismo! Y, aunque de manera clandestina, conseguimos ser felices. Luego pasó lo que pasó. Al principio, me pudo el miedo. La sombra del coronel era alargada. El día que le dimos la noticia me temblaban las piernas. Él me miró como solo él podía mirar: «Responderás por esto». No sé de dónde saqué el valor, pero lo encaré: «Por supuesto que me haré cargo de mi esposa y de mi hijo». Me soltó tremendo bofetón. Ahora me río, pero ese día le hubiera apretado el pescuezo. Pero dime, amor, ¿cómo se te ocurrió el nombre de la niña? Laura, ¿cierto? Me gustó en cuanto lo propusiste. Dijiste que sería una niña y así ocurrió… ¿Qué fue de esa muchachita? Yo no recuerdo. Da lo mismo; sigues igual de hermosa que aquel maravilloso día que te conocí.
    La mano de él, apergaminada, cansada y temblorosa, se posa sobre el rostro de ella.
    —Soy yo, papá. Soy Laura. Mamá hace tiempo descansa.
    La mañana avanza y al sol lo ataca un reducto de nubes de tormenta que lo distorsiona como a un recuerdo trasnochado. Él aparta la mano y sus ojos huyen de nuevo a ese páramo remoto que va devorando quién es, quién fue. Ella mira al cielo y se enjuga las lágrimas, conmovida; arrepentida de haber roto la magia.

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  26. Avatar de Nora
    Nora 5 de enero de 2024 a 20:18 #

    EL GATO QUE MUDÓ DE COLOR
    Tengo un gato, no es un gato negro ni pardo ni de mil colores. Es un gato que un día cualquiera perdió su color. Ahora mi gato es blanco. A mí me pone negra. No para de saltar por todos los muebles, sobre todo los altos. Ya sé que es un gato y que a los gatos les gusta saltar, pero podía ser un poco más modosito y dejar de hacer la cabra.
    Reconozco, aunque no lo quiera admitir, que a pesar de ser un felino travieso es mi gran pasión. Sin él no sabría situarme en la vida. No concibo la existencia sin él. Mi gato y yo somos dos sombras del universo, dos motas de polvo que pululan unidas por el mundo sin saber muy bien donde aterrizar, porque somos dos solitarios incomprendidos, que la vida unió al azar.
    Mi objetivo existencial no era tener un gato y me consta que al gato no le gustaba yo. Seguro que hubiera preferido conocer una preciosa gatita y tener cachorrillos felinos con ella. Pero la vida le puso a una servidora en su camino y, desde entonces somos familia, formamos un hogar entrañable. A veces me cabrea y me pone de los nervios como agujas puntiagudas, cuando le pillo lijándose las uñas en las patas del sofá o cuando tira el cubo de la basura, no para coger nada sino para sacarme de las casillas. Será que se aburre o me verá aburrida a mí y, de esa forma me saca de los pensamientos negativos respecto a la vida y sus curiosidades. Y es que mi gato más que animal es humano, bueno, más que algunos de mi especie. Siempre me busca cuando siente que la tristeza del día a día la tengo más subida de lo normal y, me acaricia las piernas con ternura. He de reconocer que me reconforta y, parte de esa tristeza se transforma en alegría. A veces, pienso que este gato no es de este mundo, porque no es normal que un gato aparezca en tu vida con un color y termine con otro, aunque reconozco que el blanco me agrada más que el negro. A veces le miro a los ojos y como reflejo de luna me veo en ellos y, en esos momentos, pienso que yo tampoco pertenezco a este mundo tan ordinario y material.

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  27. Avatar de R. Neufvile
    R. Neufvile 5 de enero de 2024 a 21:23 #

    Futuro incierto

    La luz del sol entra con fuerza por la ventana de la consulta. Unos misteriosos utensilios metálicos, dispuestos ordenadamente en la vitrina, brillan amenazantes y te dan escalofríos solo de pensar en su uso. No pierdes de vista el rostro del silencioso médico mientras revisa los resultados de tus análisis, atento a cualquier cambio en su expresión, a cualquier signo. Secas de nuevo las manos en la pernera del pantalón, mientras tus piernas, como dotadas de voluntad propia, no dejan de moverse. La silla se te clava y no sabes porque hace tanto calor en la dichosa consulta.
    Llevas ya varios días con dolor. En realidad, ya sabes hace meses que algo no está bien y, sin embargo, no has encontrado el momento para hacerte las pruebas, unas veces es el trabajo, otras es un compromiso, te dices: parece que hoy estoy mejor, no va a ser nada…
    El día te ha sorprendido en la cama, despierto, con presagios de tormenta que la lámpara de tu razón no consigue disipar. Y necesitas agarrarte a cualquier esperanza. Recuerdas todos los casos que ha habido en tu familia y un escalofrío te recorre la espalda. Tienes muchas papeletas. Temes que ahora es serio, que es tu turno.
    El tiempo pasa lento pero tu mente va muy deprisa y vuelve a los tuyos otra vez, a todo lo que tienes que hacer, que compartir, las palabras por decir. Los futuros que imaginas te pasan por encima y se extienden sin límites, delante tuyo, pintando paisajes aún por venir, algunos opuestos entre sí, otros carentes de sentido. Ninguno te gusta. El movimiento de las piernas se acelera sin darte cuenta. Tragas tu ansiedad, en forma de saliva, que te llena la boca.
    El tenue rastro de lavanda que deja tras si la enfermera te trae de nuevo a la realidad. El médico levanta la cabeza y una sonrisa, como un amanecer púrpura, ilumina su cara. Y empieza a contarte los resultados.

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  28. Avatar de NachoLuis
    NachoLuis 5 de enero de 2024 a 21:28 #

    Dónde estás

    Esos momentos de mirada vacía, que cada vez son más. La falta de recuerdos inmediatos. El silencio profundo que en ti duele tanto por lo extraño. Tú, que eras la persona más activa, más resolutiva, más lúcida. Tú que sabías capear sin miedo cualquier tormenta. ¿Dónde estás?
    Porque yo creo que te buscas, que intentas volver. Lo presiento en tus preguntas constantes, en la repetición de frases que parecen mantras, en tus ojos a veces espantados. Debe dar vértigo no encontrar el camino de vuelta a ti.
    No lo aceptaba, no quería reconocer que ya no eras la misma. Te he exigido que fueras tú de nuevo, quería que fueras la madre que acepta y apoya de forma absoluta y sin grietas, quería que fueras la persona fuerte que siempre me ha sostenido y empujado. Y no estabas ahí.
    Pero eres tú. Aunque no la misma. Tu figura sí, y tus manos. Que me sorprenden cuando saben coser tan bien como antes pero no recuerdan cómo peinarse. Que son hábiles y torpes a la vez, pero siempre quieren una caricia.
    Por fin he aceptado quién eres, aunque me atormenta pensar qué hay en tu mente, adonde han ido tus saberes, tus palabras, tus memorias. No quiero imaginar que hay mucho ruido blanco, una nada que anticipa tu adiós total. Me resisto a ver lo que viene después.
    Pero hoy, mi querida madre, hoy estás a mi lado y nos hemos reído con un bebé gordito que tomaba un zumo de ciruelas. Hoy has dejado en mi ropa ese rastro de lavanda que ha acompañado toda mi historia. Hoy, como siempre, te siento parte de mí.

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  29. Avatar de Amarilis
    Amarilis 5 de enero de 2024 a 22:28 #

    Recuerdos
    Mi infancia me lleva a una casa grande, en medio de un pueblo de mar. Un pueblo en el que sus recuerdos siempre estarán ligados a mi vida.
    La casa, estaba construida en alto, porque en los inviernos, cuando el mar embravecía podía llegar hasta la mitad del pueblo y colarse dentro, por eso la llamaron “ La casa de la acera alta”.
    La compró mi bisabuelo porque le gustaba mucho pescar, como a mi querida abuela y a mi madre; aunque no consiguieron que yo tuviera esa paciencia.
    Al mi me llevaron al poco de nacer y entonces no había calles, era todo arena, solo había una carretera larga, que cruzaba de parte a parte el pueblo, para poder acceder desde la ciudad.
    Allí nos conocíamos todos, y casi desde que pude andar, apenas terminaba de comer, salía a jugar con los niños cercanos, en las calles de arena. Ya algo más mayores jugábamos al escondite en la playa, entre las dunas altas y salvajes.
    Allí me enamoré por primera vez y las otras que vinieron después. Aprendí a nadar en el mar, sin que nadie me enseñara y me sentí libre como nunca en ninguna parte, encontré los mejores amigos, con los que no paraba de reír.
    Los años pasan y el tiempo lo cambia todo, pero sigo amando a mi pueblo, y el día en que cierre los ojos, siempre me podrán encontrar allí, en la orilla, bajo el sol, entre el mar y la arena.

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  30. Avatar de Alix
    Alix 5 de enero de 2024 a 23:06 #

    RECUERDOS

    La abuela fue bibliotecaria durante la guerra. Contaba su historia como solo saben hacerlo los que vivieron aquel horror. Contando sus recuerdos con la esperanza de no volver a repetirlo.

    Procedía de una familia de curanderas, pero quería seguir aprendiendo, así que limpiaba la biblioteca del marqués a cambio de que le enseñasen a leer y escribir. La vida empeoró cuando las balas comenzaron a silbar sobre sus cabezas.
    En tiempos de incertidumbre y malestar los nobles huyeron llevando consigo el oro y dejando atrás todo lo demás.

    Ella ideó un apestoso escondite en el corral donde se guardaba al ganado, bajo el estiércol y allí guardó gran parte de la colección. Había una trampilla por la que acceder para llegar hasta los libros, dejando, no obstante, algunos libros, los más valiosos, sin mover de sus estanterías. Aquellos antiguos ejemplares verde esmeralda, esos a los que nunca le dejaron acercarse.

    Se jactaba de ser una joven obediente y le habían prohibido tocarlos, pero tardaron poco en desaparecer. Joyas del siglo XIX bañadas de luz dorada que el bibliotecario siempre manipulaba con unos guantes de algodón.

    Había algo que los usurpadores no sabían, y que mi abuela calló. Nunca entendí por qué lo hizo y porqué contaba el resto de la historia con orgullo y aquella sonrisa metálica.

    Hace poco leí un artículo en prensa y por fin todo cobró sentido. En el periódico la jefa de laboratorio para la conservación de libros y materiales de biblioteca en el Museo, Jardín y Biblioteca de Winterthur aseguraba que, para generar ese pigmento, en aquella época se utilizaba arsénico y con el simple hecho de manipularlo, al descamarse las capas superiores, se liberaba la toxina envenenando a quien lo manipulase.

    Aquella heroína, conocedora de plantas, raíces y libros, seguramente consiguió vengar la afrenta de robar lo que no se debe tocar. No sin guantes.

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  31. Avatar de Ann Frederick
    Ann Frederick 6 de enero de 2024 a 9:16 #

    Soledad
    Hoy me he despertado con una sensación extraña en el centro de mi pecho. Después de dos días intensos de cocinar, me he quedado de nuevo sola. Ha habido momentos de reencuentros, de vino y cava, para los demás claro; de alguna que otra discusión política aunque, gracias a Dios, no demasiado acalorada; de disfrutar de la complicidad con mi hija, como si la distancia no significara nada; de la sonrisa metálica de mi nuera al abrir su regalo, y de ver cómo mis nietos estaban más guapos pero ya no tan simpáticos. Esta mañana, como de costumbre, me he sentado delante de la ventana a observar la luz dorada del amanecer, aunque hoy, acompañada de ese sentir amargo en mi cuerpo. Las madres debemos ser fuertes y adaptarnos como podemos a las circunstancias, siempre por el bien de la familia. Agradezco que, especialmente este año, hayan venido todos, y también que ya se hayan marchado, pero me queda ese dolor… Y es que no puedo evitar echar de menos otros tiempos y perderme en los recuerdos de cuando él vivía. Su destino estaba ligado al mío y uno a otro nos hacíamos compañía. Planificábamos el menú de Navidad juntos y comprábamos cosas para todos. Lo pasábamos bien, y después de irse todos, nos mirábamos el uno al otro con la satisfacción de ver la familia que habíamos creado; nos quedábamos solos, pero no en soledad.

    El sol ha continuado su ascenso y me reconforta con sus rayos tras el cristal. Hoy me dejaré mecer por la añoranza. y mañana…mañana será otro día.

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  32. Avatar de Kingdom
    Kingdom 6 de enero de 2024 a 9:46 #

    Hombre solo con vaso en la mano
    En la discoteca se oyó como un rugido apenas se escuchó aquel exitazo de los ochenta. Todas lo querían bailar. La pista de baile se llenó de mujeres al borde del paroxismo. Bailaban como lo habían hecho hacía veinte o treinta años. Él también sintió un poquito de nostalgia por la canción.
    Era mal momento para iniciar conversaciones. No importaba; por algún motivo insondable se sentía optimista y había tiempo por delante. No veía a sus amigos; estaba solo en esa noche de revival ochentero. Ahora se trataba de ligar. Pidió en la barra Brugal con hielo para entonarse un poco y se unió al colectivo de “hombres solos con vaso en la mano que buscan lo mismo y pululan alrededor de la pista”. Estaba con los suyos.
    El plan era simple: entablar conversación y ver cómo reaccionaba su posible futura pareja. Si actuaba como si oyera llover, no insistiría. Probaría con otra, sin más, sin un mal sentimiento de rechazo, con el ánimo bien alto. Ésa es la actitud, pensó.
    Agitó los hielos de su vaso y bebió un sorbo. De pronto vio que una mujer lo miraba sin apartar la vista. Se quedó tan sorprendido que disimuladamente echó un vistazo a ambos lados, a ver a quien miraba, pero en ese momento no había nadie más en la barra. Ostia puta, pensó. Sin ninguna duda, él era el objeto de su interés. A la engañosa luz de la disco le pareció bastante guapa y con buen tipo. Llevaba un vestido blanco y negro con lentejuelas. Era perfecta para él. Nervioso, se bebió el ron como si fuera agua. Cuando volvió a mirarla, ella le sonrió. Con pasos lentos se dirigió a la puerta de salida. Él fue detrás, claro. Fuera, ella se apoyaba en la pared, como si esperase a alguien. Haciendo acopio de valor, se le acercó, y empezaron a hablar. De cerca, las lentejuelas de su vestido formaban un gato blanco y una luna menguante. A la luz de los neones y del reflejo de la luna, ella seguía siendo perfecta para él.
    Años más tarde los dos rememoraron su encuentro. El lugar y la canción que sonaba nunca se les olvidaría. Ella dijo, riendo, que pensó que ese hombre removía los hielos del vaso de esa forma sería para ella. Él mintió bellamente. Dijo que el vestido con el gato de lentejuelas blanco y la mujer que lo llevaba puesto era lo más bonito que existía esa noche bajo la luna.

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  33. Avatar de Maya
    Maya 6 de enero de 2024 a 10:12 #

    El día 4 de enero de 2024 los Reyes Magos se reunieron por la vía urgente en una cafetería. Melchor tomó la iniciativa:
    —Gaspar, escribe tú, que tienes buena letra.
    —Vale, pero dictadme vosotros.
    —”Estimado Papá Noel…”—comenzó Baltasar.
    Gaspar lanzó el bolígrafo sobre la mesa, indignado.
    —¿Estimado? ¡Si nos cae fatal! Se nos adelanta, nos chafa regalos, agota los más difíciles de encontrar… ¡Y va vestido de forma ridícula!
    —No nos dejemos llevar por el rencor, que es tiempo de paz y el objetivo de esta carta es llegar a un acuerdo—apuntó Melchor.
    —Sigamos entonces—dijo Baltasar.—“Estimado Papá Noel: estamos muy preocupados por el cambio que ha experimentado la celebración de la Navidad en los últimos tiempos. Vemos centros comerciales abarrotados de personas ansiosas por comprar cosas que no necesitan y, en las cartas que nos dirigen en esta época del año, piden tantísimo que resulta abrumador, sobre todo para los niños”. ¿Así, jefe?
    —Bien. Ahora ponle un poco de dramatismo. Por ejemplo: “Nos da la sensación de que las bolas que penden de esos árboles gigantescos, con su luz dorada y brillante, están pensadas para hipnotizar a los clientes; detrás de las sonrisas metálicas de los dependientes reside el afán por conseguir su comisión a toda costa; los espejos reflejan la fragmentación de la sociedad…”.
    —¿De qué vas? ¡Ni de broma escribo eso, Melchor! ¡Ve al grano y dile al barbas lo que proponemos, que hay prisa por llenar los sacos!—protestó Gaspar.
    —Vale, vale, no te pongas así. A ver esto: “Querido colega, ¿qué te parece si trabajamos juntos el próximo año? Así podríamos evaluar juntos el nivel de ilusión y merecimientos de cada persona, priorizar a las niñas y niños y, si estamos contentos con el resultado de la campaña, firmar un acuerdo a largo plazo”.
    —Estupendo—sentenció Baltasar mientras comprobaba en el móvil la hora del aparcamiento de camellos.
    —Ok. Ya pongo yo lo de “Saludan atentamente” y tal. Hala, al lío. ¡Melchor, que te dejas la corona!

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  34. Avatar de Jacqueline Belfort
    Jacqueline Belfort 6 de enero de 2024 a 14:45 #

    Sonrisas de ángel

    Ella siempre me sonreía, pero nunca era una sonrisa bonita. Era de esas torcidas, tristes y que denotan un leve deje de antiguo amor, fruto de los recuerdos. Nunca me había parecido digno de guardar esa sonrisa como un bonito recuerdo, pero ella tenía cosas hermosas, era dulce, cariñosa y siempre que entraba en una habitación dejaba un precioso rastro de luz dorada, como si fuera un ángel en la tierra. Por eso odiaba esa triste sonrisa metálica, digna de un robot, no de un ser humano, no digna de ella. 

    Te echo de menos, mi amor.- susurró una voz, aunque no era la mía. 

    De sus ojos resbaló una lágrima, y su sonrisa tembló, pero me acarició con suavidad la mano y me besó la frente con total delicadeza. “Te quiero” susurró “Te quiero más de lo que jamás he querido nunca a nadie, mi amor” noté una de sus lágrimas caer en mi mejilla. “No tuvimos demasiado tiempo. Te robaron antes de que pudiera decírtelo, pero te quiero, te juro que te quiero.” y rompió a llorar. Quise levantarme y decirle que estaba aquí, que la escuchaba y que dejase de llorar, pero mis brazos no respondían, mis piernas estaban entumecidas y mis labios no se despegaban. Era como si estuviera muerto, pero yo me sentía muy vivo. “Mi dulce amor” pensé “Esperame, aun no es mi hora” quise gritarle, pero no podía. De repente mi querida Sara se apartó de mí y mi hermano la abrazó. Ella lloró, desconsolada. Intenté levantarme, yo era quien tenía que estar consolándola, no ese imbécil que no se había preocupado por mi hasta que la conocí a ella. Conseguí mover uno de mis dedos, pero parecía que cada parte de mi cuerpo estuviera atado con cadenas. Intenté hablar, pero de mi boca solo escapó un poco de aire. Sin más, mi hermano se acercó a mí y comenzó a bajar una tapa. 

    Ahora es mía y tú jamás podrás robarmela.

    Y cerró el ataúd, dejándome atrapado en una horrible y pesada oscuridad de la que nunca podría escapar.

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  35. Avatar de Triple Hélice
    Triple Hélice 6 de enero de 2024 a 17:00 #

    DOROTEA

    No había mejor regalo para ella. Tenía que aprovechar que la compañía de teatro había prorrogado la representación de la obra durante solo tres días más. Le entusiasmó la idea de ver «Historia de una escalera» en el mejor teatro y con los mejores actores del momento.

    El día de la representación llegamos unos minutos antes para disfrutar del ambiente. A la hora en punto se pagaron las luces, se subió el telón y comenzó la obra. Estábamos disfrutando de la representación cuando entre el público se alzó una voz femenina que decía algo en voz alta pero que no podíamos entender bien. Los actores no interrumpieron la obra a pesar de que la mujer seguía murmurando con aires de gran enfado. Su potente voz se hizo oír claramente al parar los actores la pieza: en ese momento pudimos ver su amplia sonrisa metálica provocada por unos brackets que cubrían toda su dentadura. El público dejó de mirar al escenario y fijó su atención en la mujer. Se apagaron todas las luces del escenario y dejaron tan solo una luz dorada que iluminaba el proscenio. La mujer, que se identificó como Dorotea, se quejaba de que la obra no era una representación fiel de la original, y que, por tanto, los actores tenían que representar otra cosa pues se sentía engañada. El actor principal, debajo del haz de luz del proscenio, le decía que esa no era forma de quejarse y le pedía que abandonara la sala por respeto al resto del público. Dorotea negó con la cabeza, y sollozando comentó que la obra le traía muchos recuerdos, pero insistía que se sentía engañada. Los asistentes, atónitos, vimos cómo sacaba de su bolso una pistola, y cómo acompañaba su argumentación con el arma moviéndola frenéticamente en todas direcciones. Dorotea nos amenazó a todos prohibiéndonos usar nuestros móviles para avisar a nadie de lo que estaba ocurriendo allí, y dijo que si alguno intentaba salir de la sala le mataría. Siguió hablando de la fragmentación del mundo, y de la necesidad de que las cosas se hicieran bien. El actor que se encontraba en el escenario hizo ademán de escaparse y con precisión quirúrgica Dorotea le disparó en la pierna. Se hizo un silencio sepulcral y nadie osó moverse.

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  36. Avatar de Nuni
    Nuni 6 de enero de 2024 a 17:39 #

    2034

    Distábamos de ser la familia perfecta, pero siempre hemos estado muy unidos. Hasta que llegó ella. Y pese a todo pronóstico como seres humanos, no estábamos preparados.

    Maggi entró por primera vez en el salón de la que fue nuestra casa familiar durante muchos años. Iba acompañada por los tíos. En pocos segundos, la familia se le echó encima observándola de cerca, con la curiosidad del que ve por primera vez unas escaleras mecánicas. Era increíble, su aspecto era idéntico al de la abuela Maggi, pero todos éramos conscientes de que en su interior, habían cambiado muchas cosas.
    Con los días fuimos aceptando con sorpresa y agrado, que la nueva versión de la recién llegada, no solo se limitaba a los tradicionales cometidos de una abuela, sino que adquirió ciertas funciones extraordinarias: chofer a tiempo parcial, psicóloga, prestamista, secretaria multilingüe, trabajos de vigilancia, jardinería y limpieza ¡Y cómo cocinaba, qué delicia! Su pastel de yuca se hizo famoso en toda la comunidad.
    Todo lo hacía bien. Se convirtió en una pieza indispensable en nuestras vidas, así que todos nos la empezamos a turnar sin descanso.

    Por las noches, mientras dormíamos, la abuela Maggi se sentaba en su tumbona y se conectaba a la red energética. Se mecía suavemente en la penumbra, con la mirada perdida y con esa sonrisa metálica impasible. De esa forma tan simple, recargaba su generosidad sin límite mientras nosotros agrandábamos día a día sin piedad, nuestro ego insaciable y demandante.

    Después de los turnos llegaron las disputas. Ya nadie quería prescindir de sus favores, así que inevitablemente se precipitaron rupturas sin remedio, y en cuestión de meses, los odios y los resentimientos dejaron a la familia devastada por completo, demostrandonos una vez más, que el avance tecnológico no siempre va acompañado de progreso social.

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    • Avatar de J.J. Nadie
      J.J. Nadie 28 de enero de 2024 a 16:22 #

      Yo J.J. Nadie doy mi voto a Nuni

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  37. Avatar de Kajo
    Kajo 6 de enero de 2024 a 18:04 #

    Un Macabro Teatro
    La suave luz dorada de los primeros rayos del sol que entran por el ventanal acarician su rostro mientras se encuentra apoyado con delicadeza en la almohada. La iluminación ensalza su belleza cautivadora mediante un juego de luces y sombras que lo bañan en dulzura. Sus ojos se van entreabriendo con delicadeza mientras se va dibujando una sonrisa enamorada y somnolienta en sus labios al ver mi cabeza apoyada junto a la suya observándole.

    Le devuelvo una sonrisa metálica, mecánica, vacía, lo primero que sus ciegos ojos ven en este nuevo día: falsedad. Se levanta el telón un día más en el macabro teatro del amor que llevo desempeñando desde hace un año. Le quiero, sé que él sería capaz de cualquier hazaña por mí, de estar a mi lado siempre, lucharía por mi amor hasta la extenuación; me es imposible quererle igual, amistad y gratitud es lo único que siento.

    Me atormentan los recuerdos imaginarios de un amor inalcanzable, que nunca fue, renuncié a pelear por el. Desde que conocí a Rubén una fragmentación se produjo en lo más profundo de mi existencia. Mi mente, esclava de su imagen, de memorias de nuestra amistad, escenas inventadas, conversaciones internas con mi Yo interior en las que me respondo con su voz. La cobardía se ha convertido en un potro de tortura en la cual soy juez, ejecutor y sentenciado. Renunciar a la batalla del amor para mantener una amistad se ha convertido en una losa demasiado pesada; el miedo a perderlo todo es un abismo insondable al que no me quiero asomar. Desanimado enfrento otro día más, buscando la valentía y la fuerza que jamás tuve, permitiendo que mis miedos crezcan, situándome en un lugar que no pertenece, traicionando a la persona que tengo a mi lado.

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  38. Avatar de Aldonza Villalobos
    Aldonza Villalobos 6 de enero de 2024 a 19:24 #

    UNA LUNA DEL PASADO

    Fuman y beben, ninguno de los tres tiene ganas de hablar, evitan el cruce de miradas, solo quieren que pase el tiempo rápido y que la tormenta se calme para poder volver a sus casas. Carlos ha cogido un libro que no lee, Sergio ojea desinteresadamente los vinilos y Ramón contempla el aguacero desde la ventana, a la espera de ver algún rayo dibujando líneas nerviosas en el cielo. La excursión ha sido un fracaso, no por la lluvia que les obligó a bajar a toda prisa para refugiarse en la casa, sino porque son conscientes de que sus ansias de aventura, que creyeron a prueba del tiempo y de la edad, han desaparecido irremediablemente.
    Carlos vuelve a servirse una copa de vino y pregunta en voz alta, en un intento torpe de animar el ambiente, si alguien más quiere zumo de ciruelas. Ninguno responde, de repente se abre el ventanal, y un viento helado con rastros de lavanda se introduce en el salón, acompañado del sonido lejano de un cuerno de caza, que parece provenir de donde estuvieron esa misma tarde, arriba en la montaña. El gato, al ver las puertas abiertas, aprovecha para escapar y se lanza tras la hojarasca que revolotea en el jardín. También el humo del tabaco se estira silenciosamente hacia el exterior, hacia la pradera de altas yerbas que el viento despeina y convierte en un revoltoso mar. Sergio pone una canción triste, de una tristeza nostálgica que parece suavizar de forma misteriosa el temporal. Sin pensar, sin hablar, como si hubiese un imán, los tres amigos se van acercando hacia el ventanal abierto. El aire ahora solo agita suavemente el follaje de los árboles de la entrada, la lluvia ha cesado y solo se oyen los goterones que caen del tejado. En el cielo se vislumbra el perfil de las nubes que se van abriendo lentamente por el viento, dando paso a la luz de la luna llena, que brilla como recién lavada. Los tres la miran. Ramón es el que dice: “me recuerda una luna del pasado, la de aquella noche en los Alpes”. Sergio contesta: “somos nosotros los que nos quedamos allí.”

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  39. Avatar de Navegante Varado
    Navegante Varado 6 de enero de 2024 a 20:06 #

    LA ESPERA
    Él no cesaba de deambular de un extremo a otro de la sala. No fumaba, no por falta de ganas, sino porque estaba estrictamente prohibido, pero se mordía las uñas, se mesaba los cabellos con la mano derecha cada dos pasos, mientras metía y sacaba la mano izquierda del bolsillo de su pantalón.
    A través de los cristales de la ventana de la sala podía ver como resbalaban las gotas de lluvia en esa tarde de otoño, que no era capaz de describir ni en cuanto a luz, ni a temperatura por su absoluta carencia de cualquier estímulo vital, de cualquier color o de alguna sensación térmica.
    Tan pronto se aflojaba el nudo de la corbata como se desabrochaba el botón superior de la camisa, para a continuación estremecerse con un temblor que le recorría el cuerpo entero y posteriormente subirse el cuello de la chaqueta en un intento vano de entrar en calor.
    Desde que había salido de casa con su mujer presa de las contracciones que anunciaban su inminente parto, no cesaba de pensar que era improbable mantener al nuevo ser que iba a engrosar la familia. Estaban en el paro tanto su mujer como él y aún recordaba con horror el día que ella le anunció su embarazo y solo tras una acalorada discusión aceptó la negativa de ella a abortar, pero sabía que con la llegada de ese hijo su vida se iba a complicar considerablemente y tenía serias dudas de si podrían comer los tres todos los días.
    Seguía cruzando sin cesar la sala de espera de arriba a abajo, cuando se abrió la puerta del fondo de la sala de la que salió una enfermera que, tras cerciorarse de que era el marido de la parturienta, le dijo:
    ꟷEnhorabuena, ha sido usted padre de dos hermosos gemelos.

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    • Avatar de González-Blanco
      González-Blanco 21 de enero de 2024 a 10:28 #

      Voto a Navegante varado por «La espera». Gonzalez-Blanco

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  40. Avatar de Ramona
    Ramona 6 de enero de 2024 a 21:02 #

    Recuerdo que desde muy pequeña viví completamente atemorizada de mi hermana. Su semblante pálido y su larga cabellera grasienta me hacían sentir que por algún motivo debía andar con recelo frente a ella; mi falta de elocuencia ante el tema me llevó a pensar que la animadversión era injustificada y arrastré, por varios años, culpa y vergüenza al respecto. Sin embargo, la sensación no desaparecía y en mi cumpleaños número doce supliqué a mi madre que me permitiera moverme al viejo cuartito de reblujo que quedaba al otro lado del pasillo: ella aceptó sin mucha insistencia.

    No había mucho que hacer allí. Al volver de la escuela dedicaba las tardes -de nula vigilancia parental- a redecorar aquel rincón de barreduras y procuraba irme a la cama en la presencia de la luz dorada del atardecer en los vitrales de la sala de estar; todo esto en un intento desesperado por no tener que encontrarme a Gloria haciendo algún tipo de extraño ritual en su habitación o ver ese rostro, de ojos desorientados, ligado a los momentos más desagradables que he experimentado.

    Cuando me fui del pueblo la casa estaba pudriéndose y el tiempo corrompido se llevaba consigo los recuerdos de lo que alguna vez pareció un hogar; pero Gloria, imperturbable y blanquecina, me dejó de souvenir la imagen de su mano larguirucha agitándose lenta y pausadamente mientras examinaba mi alma. Cinco años después la imagen no parecía ya tan siniestra, y en un arrebato nostálgico que se disipaba a cada kilómetro recorrido, decidí volver a aquel lugar.

    Al bochorno de una olla negra y abollada Gloria calentó aceite para darme a probar el famoso pastel de yuca que al parecer destacaba al lado de mis títulos y logros. Me excusé al baño para escapar al sólido humo del lugar y al volver tuve que parpadear varias veces para entender lo que estaba viendo: un aire helado recorrió mis huesos y abrí la boca completamente horrorizada y jadeante aunque incapaz de producir sonido mientras ella, con su delantal ensangrentado, me dedicaba una sonrisa perversa con aquellos labios fruncidos que se desfiguraban.

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  41. Avatar de Kelly Rowlling
    Kelly Rowlling 6 de enero de 2024 a 21:08 #

    NANA DEL MAR

    Hace muchos, muchos años tuve un renacer extraño. Tenía yo ocho años por aquel entonces, cuando mi padre decidió llevarme a pescar. Papá era un marinero rudo pero afable, que amaba al mar más que a ninguna otra cosa en el mundo. Decía que solo yo estaba por delante en la lista. Salimos en el bote aquella soleada mañana de domingo, cargados de redes, cañas y anzuelos. Mientras esperábamos a que algún pececillo despistado picara en nuestras trampas, un fugaz destello me distrajo. No puedo explicar cómo sucedió, pero al momento me encontraba bajo el agua. Intenté salir a la superficie, pero una corriente traicionera tiró de mi con furia, arrastrándome hacia las profundas fauces del océano. Algunos dicen que mi corazón estuvo a punto de dejar de latir; yo solo sé que iba perdiendo la fuerza poco a poco, hasta que el agua se tornó más cálida y una luz dorada lo iluminó todo. Fue en ese momento cuando oí un hermoso canto, el mismo con el que mamá me acunaba meses atrás, antes de que nos dejara. Abrí mucho los ojos para ver de dónde provenía la preciosa melodía. Y entonces la vi: era ella, con su negra melena trenzada y su dulce sonrisa de fresa. El inconfundible olor a canela me embriagó, el mismo que usaba para condimentar el pastel de yuca que horneaba cada domingo. Solo una larga cola verde cubierta de esmeraldas la diferenciaba de la mujer de mis recuerdos. Me meció en sus brazos y me cantó mi nana favorita por última vez, mientras con un suave aleteo me impulsaba de vuelta a la superficie. Lo siguiente que recuerdo es a mi padre sacudiéndome y suplicando por mi vida. Le limpié las lágrimas que recorrían sus ásperas mejillas y le dije que todo estaba bien. Mamá nos cuidaría siempre desde el fondo del mar.

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  42. Avatar de Leo García
    Leo García 6 de enero de 2024 a 21:44 #

    Planes
    ¡Esto es un desastre! Cuando tienes 13 años y lo único que piensas es en besar a la chica que te gusta, tener la sonrisa metálica que acabo de adquirir en mi ida al ortodoncista ¡es un completo desastre! Creo que no volveré a ir a la escuela jamás. O mientras mi mamá no se dé cuenta, al menos. Me duelen todos los dientes y no creo que pueda aprender a dar un beso como me lo había imaginado, ¡hasta en dos años más! ¡dos años! ¡un siglo! Me da igual. ¡Me quiero morir!
    Me están llamando al móvil. ¿Quién puede ser? Nadie me llama, porque no soy interesante para nadie… ¡Es ella! ¿Se notará mientras hablo? ¡Me quiero morir! Mis amigos le han hecho todas las bromas pesadas existentes a Marc porque lleva este aparato desde el año pasado.
    ¿Qué me ha dicho? ¿quiere ir sentada conmigo en el bus durante el paseo de fin de año? ¿en serio? ¡no me lo creo! No puedo tardarme tanto es responder…Lo logré, le dije que sí, que guardaría el asiento… ¡No puedo creerlo! ¡Me llamó ELLA! ¡qué alegría! ¡qué maravillosa es la vida! Tengo que buscar ropa que me haga ver grande y así ella se sentirá segura conmigo. ¡Soy espectacular! ¡Lo he logrado! Le gusto, seguro. Si no, no se habría dado el tiempo de llamarme. Le llevaré un trozo del extraño pastel de yuca que sabe hacer mi mamá. Sé que le gusta. ¡Todo será maravilloso!
    Lástima que no me ha visto con estos aparatos. En cuanto me vea, va a odiarme y querrá cambiarse de asiento en el bus. ¡Qué horror!
    ¡Odio a todo el mundo! ¡¿Cómo es posible que hayan arruinado mi vida de esta manera?! Me la habría ligado. Suspendieron el paseo. Son unos malvados. Aunque sea por un virus extraño, que no será más que una gripe, seguro.

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  43. Avatar de Carmen
    Carmen 6 de enero de 2024 a 21:55 #

    Las calles y los comercios llevan días y días preparando el ambiente para recibir estas fechas tan características en las que buscan asumir una actitud moralista frente a la obviedad de la unión familiar junto a una felicidad autoimpuesta que para nada representa mi día de hoy.
    Me siento sola y vacía sentada delante del televisor, haciendo zapping, para dejar de ver de una vez por todas anuncios de turrones y de la lotería de Navidad.
    En un afán de distracción, dirijo mi mirada hacia la ventana y veo en la calle una cantidad generosa de personas caminando a paso ligero y firme, cargando al menos dos bolsas en cada mano.
    – Uf, que agobio – pienso.
    Entonces, me centro en el reflejo de la luna sobre el cristal y en el pelo suave de mi gato blanco llamado Max.
    Quizás, las Navidades no sean más que un espejismo de una sociedad que lucha por mantener una imagen ejemplar que cumpla las expectativas consumistas proyectadas sobre los niños, cargando de responsabilidad a los adultos en unas fechas en las que los regalos se convierten en selectos e impuestos, y las actitudes de cada miembro de la familia están en el punto de mira.

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  44. Avatar de juanmolpeceresicaves
    juanmolpeceresicaves 6 de enero de 2024 a 22:04 #

    Los olores me hablan

    En cuanto atravieso el portal de mi casa para salir a la calle ya soy feliz. Como soy hiperósmico, los aromas me invaden desde el inicio: lo primero que percibo es el olor al zumo de ciruelas que se toma todas las mañanas un militar jubilado en el bar de la esquina; en seguida me llega el rastro de los cruasanes recién horneados de la panaderia contigua; se mezcla con el olor de los medicamentos del centro de emergencias que hay enfrente. Me encanta percibirlos todos a un tiempo, y aún así darme cuenta de que soy capaz de identificarlos, separarlos y clasificarlos.

    Aunque llevara los ojos y los oídos tapados sería perfectamente capaz de recorrer el mismo camino sin desviarme. Los olores me hablan y me gusta escucharlos. Hoy amenaza tormenta y las fragancias se intensifican.

    De pronto, percibo un olor que me desagrada: es un perfume con rastro de lavanda. Lo lleva una mujer que avanza hacia mí. A medida que se aproxima, empiezo a apreciar su verdadera esencia, que enmascara el perfume: un olor, en realidad, mucho más estimulante; qué lástima que ella misma no sea consciente de ello. Aunque no la conozco, se para delante de mí, y sin pronunciar palabra, me mira y me acaricia la nuca. Ahora percibo su aroma real con toda su intensidad, cierro los ojos, y me invade una oleada de placer. Pero en ese instante, mi amo tira de mi correa y me arrastra de nuevo hacia el portal: se acabó mi paseo.

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  45. Avatar de Martina
    Martina 15 de enero de 2024 a 11:24 #

    Martina

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  46. Avatar de ESCARLATA
    ESCARLATA 15 de enero de 2024 a 17:54 #

    ESCARLATA VOTA POR BULULÚ

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  47. Avatar de gtlpastor
    gtlpastor 16 de enero de 2024 a 19:23 #

    Soy gtlpastor y mi voto es para el relato:
    Alma Vega
    Campos de azúcar

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  48. Avatar de Gotaa de Lluvia
    Gotaa de Lluvia 16 de enero de 2024 a 21:51 #

    Yo, Gotas de Lluvia voto a Kika Antequera con «Nuestro libro»

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  49. Avatar de Gotas de Lluvia
    Gotas de Lluvia 16 de enero de 2024 a 21:53 #

    Yo, Gotas de Lluvia voto a Kika Antequera con «Nuestro libro»

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  50. Avatar de Kika Antequera
    Kika Antequera 18 de enero de 2024 a 6:34 #

    Kika Antequera vota a Yako

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  51. Avatar de Aldonza Villalobos
    Aldonza Villalobos 21 de enero de 2024 a 17:54 #

    Yo, Mar Peris, doy mi voto a Bululú, por Latidos

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  1. Oda al primer día del año. Tributos a Pablo Neruda de LIBRO VUELA LIBRE | Espaciocrea : : Escritura Creativa en Valencia - 1 de enero de 2024

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