Archivo | octubre, 2024

La muerte en la literatura. Clave literaria M56

27 Oct La muerte en la literatura en los talleres de escritura creativa en Valencia de LIBRO VUELA LIBRE

La muerte en la literatura, actividades complementarias de la clave M56 en los talleres de escritura creativa adscritos a LIBRO VUELA LIBRE. Dos séquitos muy distintos de seres sobrenaturales y la muerte, uno de los temas más fascinantes y clásicos de la literatura, acaban de llegar a nuestro taller de escritura en Valencia para inspirar las actividades literarias de la clave M56.

La muerte en la literatura. El juego de las tres puertas:

Sigue las instrucciones de tu grupo y elige uno de estos tres códigos de colores: el naranja, el negro o el violeta, para adentrarte en el portal oscuro donde tendrán lugar nuestros próximos desafíos a la imaginación.

La muerte en la literatura. Tributos literarios de la clave M56 de los talleres en curso: «Cuerpo presente», de Federico García Lorca:

La piedra es una frente donde los sueños gimen
sin tener agua curva ni cipreses helados,
La piedra es una espalda para llevar al tiempo
con árboles de lágrimas y cintas y planetas.

Yo he visto lluvias grises hacia las olas
levantando sus tiernos brazos acribillados,
para no ser cazadas por la piedra tendida
que desata sus miembros sin empapar la sangre.

Porque la piedra coge simientes y nublados,
esqueletos de alondras y lobos de penumbra;
pero no da sonidos, ni cristales, ni fuego,
sino plazas y plazas y otras plazas sin muros.

Ya está sobre la piedra Ignacio el bien nacido.
Ya se acabó; ¿que pasa? Contemplad su figura:
la muerte le ha cubierto de pálidos azufres
y le ha puesto cabeza de oscuro minotauro.

Ya se acabó. La lluvia penetra por su boca.
El aire como loco deja su pecho hundido,
y el Amor, empapado con lágrimas de nieve,
se calienta en la cumbre de las ganaderías.

¿Qué dicen? Un silencio con hedores reposa.
Estamos con un cuerpo presente que se esfuma,
con una forma clara que tuvo ruiseñores
y la vemos llenarse de agujeros sin fondo.

¿Quién arruga el sudario? ¡No es verdad lo que dice!
Aquí no canta nadie, ni llora en el rincón,
ni pica las espuelas, ni espanta la serpiente:
aquí no quiero más que los ojos redondos
para ver ese cuerpo sin posible descanso.

Yo quiero ver aquí los hombres de voz dura.
Los que doman caballos y dominan los ríos:
los hombres que les suena el esqueleto y cantan
con una boca llena de sol y pedernales.

Aquí quiero yo verlos. Delante de la piedra.
Delante de este cuerpo con las riendas quebradas.
Yo quiero que me enseñen donde está la salida
para este capitán atado por la muerte.

Yo quiero que me enseñen un llanto como un río
que tenga dulces nieblas y profundas orillas,
para llevar el cuerpo de Ignacio y que se pierda
sin escuchar el doble resuello de los toros.

Que se pierda en la plaza redonda de la luna
que finge cuando niña doliente res inmóvil;
que se pierda en la noche sin canto de los peces
y en la maleza blanca del humo congelado.

No quiero que le tapen la cara con pañuelos
para que se acostumbre con la muerte que lleva.
Vete Ignacio: No sientas el caliente bramido.
Duerme, vuela, reposa: ¡También se muere el mar!

Poema “Cuerpo presente”, de Federico García Lorca.

Otros tributos literarios en curso:

Tributos a Antonio Tabucchi en el taller de escritura

13 Oct Antonio Tabucchi en los tributos literarios adscritos a Libro Vuela Libre en Valencia

Dentro de las próximas actividades para narradores de los talleres literarios adscritos a Libro Vuela Libre, que en breve incorporarán un nuevo bloque de creación de personajes, compartimos el primero de nuestros tributos a Antonio Tabucchi de la clave M09, que protagonizará uno de sus originales relatos incluidos en El ángel Negro y titulado Voces traídas por algo, imposible decir qué.

Voces traídas por algo, imposible decir qué en los tributos literarios a Antonio Tabucchi de la clave M09. Dinámicas grupales de los talleres y cursos de escritura de LIBRO VUELA LIBRE. Fragmento 1:

Bajas por la calle de Santa María , ya están las primeras bandadas de turistas paseando con la cámara fotográfica al cuello, algunos sacan fotografías, desde aquí la torre ofrece una perspectiva extraña, se ve un pedazo torcido que parece a punto de rodar, sobre los tejados, causa cierta impresión, hace tiempo en lugar de ese snack-bar había un colegio de monjas, lo recuerdas siempre que pasas por delante, ibas a esperar a una chica que se llama Cristina, hace muchísimo tiempo, no tienes ni ganas de calcularlo, eras otra persona, qué extraño, pero el recuerdo ha perdurado en esta persona tuya de ahora. Se hizo pasar por muerto para escapar a la vergüenza de la quiebra. Ésta es regalada, sin que la aísles siquiera de otras frases, porque la cháchara de las dos señoras que han pasado a tu lado ya se ha hecho confusa a los dos metros, te das la vuelta para mirarlas rompiendo las reglas, solo ves que una de las dos tiene en el rostro la expresión de una extrema sorpresa, como si no creyera lo que oye, y la otra hace un gesto con la cabeza como si dijera: es exactamente así querida, créeme, son dos señoras elegantes que con probabilidad se dirigen a la misa de la catedral, la misa es más tarde, pero ellas pasarán el rato mirando a la gente, charlando, contándose sus secretos, quién sabe de quién hablaban, quién será ese que para escapar a tanta vergüenza se hizo pasar por muerto, en cualquier caso te es indiferente, lo importante es que el principio de la historia empieza a tener una continuación muy prometedora: mi difunto marido, cuando celebramos las bodas de plata, se hizo pasar por muerto para escapar a la vergüenza de la quiebra. No queda nada mal. Por ahora puedes poner un punto y esperar lo que te traiga el destino.

Voces traídas por algo, imposible decir qué, de Antonio Tabucchi