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Hace nada que tomamos las uvas, nada que el nuevo año nos encontró haciéndonos las mismas preguntas que atormentaban a los filósofos clásicos: ¿Quiénes somos?, ¿de dónde venimos?, ¿hacia dónde vamos?
¿Hacia dónde vamos? Lin Yutang, en su inolvidable libro “La importancia de vivir”, intenta capturar los materiales que conforman la mentalidad y la filosofía de vida china –mentalidad que, a priori, poco parece tener que ver con la nuestra latina-, y llega a la conclusión de que la componen un gran realismo, un inadecuado idealismo, un alto sentido del humor, y una gran sensibilidad poética hacia la vida y la naturaleza (R4, I1, H3, S3). El genial autor busca también las fórmulas para expresar el mecanismo del progreso humano y del cambio histórico:
Realidad – Sueños= Un ser animal.
Realidad + Sueños= Un dolor en el corazón (comúnmente llamado Idealismo).
Realidad + Humor= Realismo (llamado también Conservadurismo).
Sueños – Humor= Fanatismo
Sueños + Humor= Fantasía
Realidad + Sueños + Humor= Sabiduría
De modo que Yutang, mientras desgrana las primeras páginas del testimonio de su propia experiencia, y comienza a acercarnos a su modo de pensar y vivir, a su templada visión oriental, nos previene de los peligros de un exceso de idealismo, de subjetividad, de sueños…, y nos desvela su inclinación por lo natural: “Muy contento estoy de no sobresalir, de aferrarme al suelo, de ser semejante a la tierra. Mi alma serpentea cómodamente en la tierra y la arena, y es feliz.” Para él, la sabiduría, o el más alto tipo de pensamiento, consiste en “atenuar nuestros sueños o idealismo con un buen sentido del humor, apoyado por la realidad misma.”
¿Hacia dónde vamos?, ¿quiénes somos?, ¿de dónde venimos?… ¿Podríamos de la mano de este gran escritor y pensador chino acercarnos al núcleo desesperante de esta triada clásica? Él ya llegó a la conclusión de que “3 granos de Realismo, 2 granos de Sueños, 2 granos de Humor y un grano de Sensibilidad hacen un inglés”, y a la de que “el criterio de la vida que tiene un filósofo chino es esencialmente el criterio de la vida que tiene un poeta” -pues el filósofo oriental, al igual que el poeta de cualquier longitud, posee una “alta sensibilidad a los placeres y dolores, y al flujo y al cambio de colores de la vida”-.
El nuevo año ha llegado, y la literatura y la pseudociencia de Lin Yutang proponen un acertijo para hallar las claves de un montón de almas. Si hacemos que la R represente el sentido de la realidad, que la I valga por los sueños (o idealismo), la H por el sentido del humor y la S por la sensibilidad; y además llegamos al acuerdo de que “4” signifique “anormalmente elevado”, “3” signifique “elevado”, “2”, “regular” y “1”, “bajo”, ¿qué fórmula sería la resultante para la mayoría de nosotros en este momento de cambio?
En tiempos de crisis: R1-I3-H2-S1
-Me da la impresión que la mayoría de las personas han construido su propia realidad, desvirtuada, deformada, irreflexiva. Nos hemos desprendido tarde del antifaz para ver realmente qué realidad estamos viviendo. Coexistimos y muchos de ellos persisten, en la nube del idealismo, en aquellos sueños que deseábamos alcanzar como fuese: los ciudadanos de un nivel de vida determinado querían tener más, subir y subir escalones hasta llegar al cielo. Querían ser ricos por fuera, grandes casas y lujosos coches. Pero, ¿lo eran por dentro?
Los sueños no van de la mano de las pretensiones, el poder o la ambición, sino de cómo aprender a alcanzar la felicidad de tu alma, de tu ser. Tu alma no va a reclamarte una televisión de más pulgadas, tu alma te llamará cuando desee sentir la brisa del mar, un abrazo de tu amigo o un paseo por el parque. Dejemos de empobrecernos por dentro para ser más ricos por fuera.
En cuanto al humor, afortunadamente no se ha perdido del todo, nos acompaña esa ironía, el chiste, la gracia de lo negativo, de las adversidades, porque siempre hay que reír, siempre hay que ver el vaso medio lleno, aunque se encuentre vacío. No ocurre lo mismo con la sensibilidad, aun mostrando cada vez con más fuerza, colectivos, identidades, personas que públicamente reclaman los derechos de cualquier tipo de injusticia, aún queda mucho por hacer. Pienso que debemos dejar de observar desde lo lejos, a lo ajeno como lo ajeno y acercarnos, porque desde allí no se pueden diferenciar los detalles, esos que son los que hablan, los que reclaman. El ser humano no se ha concebido para ser individualista, así que, no nos comportemos como tal cuando surgen problemas, porque éstos, siempre aparecerán. La cuestión es, ¿cómo los vas a superar’ Yo opto por aproximarme y ofrecerle una sonrisa. Así se empieza.
María. (Omnisciente)
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Muy buen artículo. Yo para el carácter español ahora mismo veo un R4-I1-H4-S1. Mucha sobredosis de crisis propagada desde los medios de comunicación, menos mal que siempre nos quedan ganas para reirnos un poco de esta crisis paranoica mientras tomamos una cervecita y unas bravas entre amig@s.
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El Apocalipsis está entre nosotros y, tranquilos, no nació en España…va por el mundo contaminando pueblos enteros…Cuando tocamos fondo, por fortuna reaparecen Lin Yutang (bien por Aurora), Krishnamurti, leemos Shidarta o el Bhagavad Guitá (algunos se refugian merced a la propaganda y educación occidental en La Biblia)…pero también ese otro mundo tan distinto al nuestro tiene sus puntos oscuros. La especie está hecha de barro, dificilmente sobrepasemos el nivel de existencia de los últimos 2 mil años, pues lo único que se ha visto es una repetición de imágenes donde se observa un hombre precario instalado en sociedades precarias (todo lo demás es brillo del ser ridículo) y, con las Instituciones Religiosas, se acabó la capacidad de vivir en el misterio, en el ritual libre y la libertad del espíritu humano. Me gusta la idea de la fórmula con la que calculamos el estado mental y su puesta en valor (R4, I1, H3, S3), pero es inconstante, variable, cambiante, tornadiza, pues nosotros mismos somos polos contrapuestos (de carga + ó -) y, si te fijas bien, nuestras acciones hablan mejor que las palabras.
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